El universo hizo vibrar su tejido otra vez. Una señal escondida que confirma viejas sospechas de la física propuestas por Einstein y Hawking

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Diez años después de la primera detección de ondas gravitacionales, una fusión de agujeros negros volvió a sacudir el espacio-tiempo. Esta vez, la precisión fue cuatro veces mayor, lo suficiente para poner a prueba las predicciones de Einstein y Hawking con un detalle que la ciencia nunca había alcanzado.