Así es Juan Carlos Ferrero, el ex tenista y técnico al que Carlos Alcaraz debe una parte de sus enormes éxitos

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El pasado domingo, Carlos Alcaraz volvió a proclamarse campeón del US Open , torneo que ya había ganado en 2022. El murciano tuvo que desplegar su mejor tenis, jugando a una velocidad altísima y cometiendo muy pocos errores, para derrotar al italiano Jannik Sinner, otra bestia parda, y, de paso, recuperar el número 1 del ranking ATP . Con solo 22 años, Alcaraz es una estrella del deporte mundial que cuenta ya con seis títulos de Grand Slam. Pero él muestra más hambre de trofeos y además siente que todavía tiene un amplio margen de mejora. «Siento que ahora estoy en mi mejor versión hasta el momento , pero todavía puedo mejorar», ha comentado el jugador, que en cierto modo debe buena parte de su éxito a la labor de su entrenador, el ex tenista Juan Carlos Ferrero. También el de Onteniente (Valencia) es ambicioso y sabe lo que supone alcanzar el nirvana profesional. En los primeros años 2000 consiguió ser número uno del tenis mundial, ganó cuatro Masters 1000, conquistó tres Copas Davis y se llevó a casa el Roland Garros de 2003. Aunque los récords estratosféricos que al poco empezó a romper un jovencito llamado Rafa Nadal llevaron a que muchos no prestaran tanta atención a todo lo que él había conseguido . En alguna que otra entrevista, Ferrero ha relatado que ya de pequeño soñaba con convertirse en el número uno del deporte que tantas alegrías le daría durante casi tres lustros, y también que el sacrificio y la humildad marcaron totalmente sus comienzos. «A nivel financiero, no era consciente del gran esfuerzo que hacía mi familia, la verdad», aseguró. « Los estudios los abandoné cuando ya estaba entrando en el profesionalismo . Entre Villena, donde residía para entrenar y estudiar, y Onteniente, donde vivía mi familia, no había mucha distancia, así que tampoco fue un cambio drástico. Lo más complicado de joven era conciliar todo: entrenamientos, estudios, torneos, etc. Es una vida sacrificada para gente tan joven . Si no me encantara el tenis, creo que no habría sido capaz de aguantarlo». Fue el afamado preparador Antonio Martínez Cascales quien lo acogió cuando todavía era un adolescente, ejerció de mentor y segundo padre con él y lo ayudó a convertirse en una de las mejores raquetas mundiales. «A nivel humano, los momentos más difíciles fueron los años en que su madre estuvo enferma y cuando falleció», contaba Cascales en 2003. «Entonces, él tuvo muchas dudas y pensó incluso en dejarlo. A nivel deportivo, las vivencias más duras fueron la final del Masters que perdió en Shangai ante Hewitt [le ganaba 3-1 en el quinto set], la semifinal de Roland Garros de 2001 que perdió ante Kuerten, y la final del año 2002 [cayó ante Abert Costa]. Pero siempre se sintió bien arropado». Ferrero se retiró del tenis profesional en 2012, a los 32 años. « Las lesiones fueron parte de mi carrera y no me dejaron mostrar mi cien por cien », aseguró entonces en una rueda de prensa. Algo después añadió que podía haber ganado más títulos, pero que llegó un punto en que perdió las ganas. Lo que nunca desapareció es su faceta de hombre precavido, la misma que le llevó a invertir en varios negocios desde que era adolescente y que le ha empujado a asumir ciertos retos como el de colaborar con marcas de moda (Pedro del Hierro le eligió como imagen de su nueva colección casual para la temporada 2024). Tampoco se planteó alejarse del deporte. De hecho, es un amante de la práctica del golf y nunca dejó de darle a la raqueta . «El tenis es mi vida y siempre he tenido claro que quería seguir ligado a ello. Lo he conseguido por medio de mi academia, donde me crié y ahora vivo con mis [tres] hijos y mi esposa», confesaba a un servidor allá por 2019. Aunque es poco fan de hablar de su vida personal, es vox populi que durante su mejor etapa como tenista mantuvo un idilio con Patricia Bonilla, con quien llegó a acudir como invitado a la boda de los Reyes Felipe y Letizia en 2004 . A su actual esposa, una joven de Elche que responde al nombre de Eva Alonso y trabaja como terapeuta ocupacional, la conoció en un bar alicantino donde ella ponía copas y él acudía para tomar algo y de paso poder verla. «[Eva] Se toma muy en serio su trabajo y me aporta una gran estabilidad. Nos complementamos a la perfección, porque ella es extrovertida, habla con un árbol si hace falta, algo totalmente distinto a mi carácter, ya que soy mucho más retraído y cuesta llegar a mí», declaró una vez a Las Provincias. Se casaron en 2015, en un hotel (propiedad del deportista) en el municipio valenciano de Bocairent. En cuanto a la academia antes citada, la Ferrero Tennis Academy, ubicada en la localidad de Villena, un periodista de El País Semanal contaba que fue Cascales quien la montó «cuando se decidió que su pupilo, un delgaducho tenista que prometía, no iba a trasladarse a Barcelona o a EE UU para convertirse en profesional de este deporte, sino que se iba a quedar en su región». En la academia residen varias decenas de niños que aspiran a hacerse un hueco en la élite del deporte y por allí han desfilado algunas jóvenes promesas interesadas en fichar a Ferrero como técnico. Al alemán Alexander Zverev, asentado en el top ten del ranking mundial, lo estuvo entrenando durante unos meses, pero la cosa terminó a principios de 2018 porque ambos entendían de manera diferente el tenis profesional y Zverev mostraba poca disciplina fuera de la pista. Todo lo contrario a Alcaraz. El valenciano se lanzó a formarlo cuando contaba 15 años. Desde hace unos años, también gracias al apoyo brindado por su esposa, s e pasa el tiempo viajando de torneo en torneo junto al murciano , de quien admira su humildad y profesionalidad tanto dentro como fuera de la pista. «Obviamente, [Carlos] es alguien todavía en construcción, tanto como persona como jugador y toda la estructura del equipo lo que intentamos es guiarle hacia el camino correcto y que no se desvíe. Ahora mismo con tanta fama y éxito es muy fácil a veces desviar la atención hacia otros lugares, pero creo que el equipo tiene mucha experiencia y lo llevamos lo mejor posible ». A juzgar por la buena sintonía entre ambos, lo que ellos mismos han dejado caer y los resultados cosechados hasta la fecha, parece que habrá tándem para rato.