Edición original: Facsimile Edition Limited Collectors’ Edition C-37 USAEdición nacional/España: PaniniGuion:William Woolfolk, Bill FingerDibujo:Jack Burnley, Charles Paris, Jim Mooney, Bob KaneEntintado:Jerry Robinson, Ray Burnley, Win Mortimer, Charles ParisTraducción:Santiago GarcíaFormato: 64 páginas. A color. Grapa.Precio:15 €Bill y sus amigos«No sólo vamos tras él… ¡Esta vez lo cazaremos!»Parece que a Panini le funcionan los facsímiles de tamaño tabloide que reeditan los Limited Collectors’ Edition de la DC setentera… ¡y nosotros tan contentos! Si en agosto nos tocaba disfrutar del primero para el que se creo material original, al mes siguiente nos deleitamos con reediciones de material muy muy clásico de Batman.Este Limited Collectors’ Edition #C-37 (de septiembre de 1975) editado en su momento por E. Nelson Bridwell (aunque la mayoría de los relatos originales fueron editados por Whitney Ellsworth) y con portadaquérrima de Jim Aparo, ayudado por Sol Harrison, está dedicado a los enemigos más carismáticos de Batman. Aunque en realidad es prácticamente un homenaje a Bill Finger.ParanoieeerrrÉl es el escritor de casi todos los relatos, los cuales se sitúan en plena Edad de Oro, recorriendo los años 40 de principio a fin. Son por tanto una oportunidad de apreciar otra manera de hacer cómics y, cierto es, dejarse sorprender por la calidad que hizo enamorarse del Murciélago a toda una generación.Empezando ese el viaje por los EEUU que se imagina Finger en “The Cross Country Crimes!”, publicado originalmente en Batman #8, de enero de 1942 (y con una cubierta absolutamente caleidoscópica de Fred Ray y Jerry Robinson, lástima que estas joyas de portadas no están incluidas en los LCE). Un viaje, decíamos, en el que el Joker va dejando pistas de su siguiente crimen hasta que Batman y el Chico Maravilla consiguen adelantarse.Si ya la trama sale de Gotham, algo en lo que podrían fijarse los guionistas actuales, y el Joker aterroriza más como gánster de lo que ya nunca conseguirá como ente omnipotente de locura, lo que no esperaba es el absorbente talento de Bob Kane, entintado por Robinson, todo sea dicho.El criticado co-creador de Batman, pese a sus descaradas carencias, sabe imprimir un aura fascinante al malhechor protagonista, el acérrimo enemigo. Lo deforma y oscurece como sólo se puede hacer en este medio para que resulte impresionante para el público objetivo, al que puedo imaginar absorto y alucinado deleitándose en el simple relato de aventuras.Como curiosidad, mencionar que se trataba de la octava aparición del Payaso del Crimen (ay, que tiempos) y que aparece un tal G. Henry Mover, director del FBI, claro sosias del verdadero en aquella época, el controvertido J. Edgar Hoover (con el tiempo, los personajes reales serían trasladados al papel con menos miramientos).Para el siguiente es el turno del Pingüino. Para esta historia, Finger se deleita mucho más en el vodevil que en el thriller, ofreciendo chascarrillos y giros para regocijarse con “The Blackbird of Banditry!” (Batman #43, octubre de 1947). En este tipo de relato casan más los lápices de Jim Mooney, junto con Ray Burnley, más proporcionados y luminosos.El viejo truco de la pipa palomiteraEsta historia homenajea relatos clásicos en los que aparecen pájaros famosos (por ejemplo, Capitán Flint de La Isla del Tesoro) o mitológicos (el Roc de Simbad el Marino, entre otros). Pese a su tono sencillo, fue remozado sin tapujos para Batman #155, donde volvía el Pingüino después de 7 largos años de ausencia (la mayoría de los villanos de Batman no pasaron el listón de los más duros años del Comic Code).Una de las perlas de esta grapa gigante es “The State vs. Lucky Sheldon”, ya que no se trata de una reedición de ningún comicbook, sino de las tiras dominicales, o sundays, de Batman y Robin publicadas entre el 23 de junio y el 18 de agosto de 1946 (#138-146). Cómo no, son de Finger, mientras que a los lápices se encuentra el interesantísimo Jack Burnley, entintado por Win Mortimer.Es verdad que Burnley se sacrifica por parecer lo más posible a Kane, que era el que firmaba las tiras con la excusa de no confundir a los millones de seguidores del creador de Batman, pero eso no le quita su capacidad de narrativa en un medio tan restringido como la página de prensa.Pero el que se lleva la palma es Finger, el cual, a sabiendas de tener una audiencia diferente, aprovecha un personaje tan tridimensional como Dos Caras y lo reinterpreta para el medio. En esta nueva versión se trata de Harvey Apollo, un actor que ve truncada su carrera por los mismos motivos que condenaron a Harvey Dent, aunque aquí es más la estética la que le lleva a la locura y, finalmente, a la tragedia.Al tándem creador del Caballero Oscuro lo volvemos a disfrutar en «The Scarecrow» (World’s Finest #3, septiembre 1941, con relajada cubierta de Supes y Bats jugando al beisbol por Fred Ray), que supone la primera aparición del espantapájaros, con origen incluido. El personaje ganaría atención suficiente para volver en un par de años.De nuevo podemos apreciar la habilidad de Finger para tejer un relato que da enjundia al nuevo villano (mucho más físico que su versión actual). Pero el que también de nuevo nos deja boquiabiertos es Kane, y Robinson, con esa capacidad para crear personajes deformes, desgarbados, atemorizantes, que se comen la página. Lástima que su capacidad pictórica no acompañe.Por último tenemos el único relato guionizado por otro escritor, William Woolfolk, que además es el más “moderno” (corresponde al Batman #45 de febrero de 1948). “The Lady Rogues!” es un relato mucho más burlesco, al estilo del visto en el Pingüino, cuya inclusión en la recopilación se entiende tanto para meter a Catwoman, como por la relación con la villanía.El relato, en el que la Gata compite con femmes fatales de la historia y la mitología como Lucrezia Borgia, Medusa o Circe, es de los más ingenuos. Tampoco le ayuda el arte de un Charles Paris resultón, pero de poco virtuosismo. Lo que sí le hubiera subido enteros es la inclusión de la portada original, la ganadora por goleada en bizarrismo, obra de Win Mortimer e Ira Schnapp (que no he podido aguantar metérosla de entradilla).La reproducción se redondea con algunos juegos destinados a la parroquia infantil, como una sopa de letras o un recortable basado en la portada, pero dudo que alguno de los compradores actuales de tales ediciones lleguemos a sacrificar mínimamente este tesoro de otra época.Con este facsímil y el especial de Superman, ya sumamos suficientes formatos tabloide para que los más quejicas se vayan apañando un espacio en la estantería ¡Venga! ¡Que en la variedad está el gusto!Lo mejor• Material clásico recuperado en una versión formidable• Bill Finger y Bob KaneLo peor• Bob Kane