Vaya bofetada de realidad! En el universo Barça, cada jugador representa una forma de entender el fútbol y, casi, la vida. Frenkie de Jong simboliza la elegancia y el charme. Y luego aparece Marc Casadó, ese chico de la Masia que no vive de la estética, sino de la convicción: no se limita a embellecer el juego, lo sostiene, lo simplifica y lo hace respirar con la naturalidad de llevar el juego del Barça en las venas. Uno, sabes que es bueno, aunque no lo demuestre, el otro, no tiene tiempo ni de planteárselo. Seguir leyendo....