María, la educadora polaca del método Waldorf que ha creado el colegio de sus sueños en El Puerto

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Lumina es una palabra que proviene del latín y significa “iluminar”. En un verbo, María ha resumido el propósito final de su nuevo proyecto en El Puerto, Lumina Academy. Su intención es arrojar luz en la educación de los pequeños y convertirlos en seres humanos completos, preparados para relacionarse con el mundo, con seguridad, resiliencia y sin perder la curiosidad.En la actualidad, las familias tienen multitud de opciones más allá del sistema educativo convencional. Aunque prime el modelo más extendido, ya sea por cuestiones económicas o por propias convicciones, existen pedagogías alternativas. En la provincia de Cádiz, cada vez hay más centros que enfocan su propuesta a ir más allá de los exámenes y los libros.María, natural de Polonia, acaba de arrancar este nuevo colegio bilingüe en la Calle Octavio Paz. “El tipo de colegio que soñaba para mis propios hijos no parecía existir”, dice esta educadora a lavozdelsur.es. Quería uno que proporcionara un equilibrio entre creatividad, conocimientos académicos, inteligencia emocional e innovación. “Yo deseaba un lugar donde la imaginación, la música, el juego, el movimiento y la naturaleza no fueran “extras”, sino esenciales en el desarrollo infantil”, explica.La profesora Clara, durante una de las sesiones en Lumina Academy.   MANU GARCÍAEsta licenciada en Formación y Educación en la Universidad Nacional de Irlanda tuvo la oportunidad de conocer de cerca distintas formas de educación en el mundo. Estuvo 16 años trabajando como consultora de aprendizaje. “Durante ese tiempo diseñé planes de estudio, impartí formación y colaboré con equipos internacionales para crear experiencias de aprendizaje significativas”, comenta.Tras 20 años viviendo en Irlanda, cuando acabó su trabajo allí, decidió buscar una ciudad española más enfocada a la vida familiar y no tan turística como Málaga o Valencia. Su destino fue El Puerto.Su carrera laboral le hizo reflexionar. Como no encontraba un lugar perfecto para la educación de sus hijos, decidió crearlo. Fue así como nació esta academia que, según explica, se inspira en los valores de la educación Waldorf, que en la colaboración y creatividad de Reggio Emilia, se enriquece con el espíritu práctico de Montessori, y se apoya en la claridad académica de la tradición anglosajona.Así es el espacio diseñado para las actividades en El Puerto.   MANU GARCÍALos pequeños juegan y crean en Lumina Academy.   MANU GARCÍA“Nuestro objetivo es educar al niño en su totalidad, su cabeza, corazón y manos”, dice María, que habla de fomentar el pensamiento crítico pero también el crecimiento emocional, la empatía y las habilidades sociales. Sin dejar de lado el movimiento, la creatividad y la conexión con la naturaleza.Para llevarlo a cabo, ha montado un espacio colorido y acogedor diseñado para inspirar y respetar el ritmo de la infancia.Un enfoque pedagógico diferenteFrente a la enseñanza tradicional, esta propuesta apuesta por retrasar los aprendizajes formales. La lectura y la escritura no se imponen, sino que se introducen cuando el niño está preparado, para que el estudio se viva como algo ligado a la alegría y no a la presión.El arte está en el corazón de este modelo. Música, pintura, teatro, artesanía, narración y movimiento no son actividades extra, sino parte de asignaturas como matemáticas, ciencias o lenguas. Todo se entrelaza para que el aprendizaje cobre vida y no quede reducido a la simple memorización.“El aprendizaje funciona por bloques, es decir, las materias se enseñan en bloques principales de varias semanas, lo que permite concentración y creatividad profunda en cada tema”, explica María, que también habla de la figura del maestro.Las manualidades fomentan la creatividad.   MANU GARCÍAEste acompaña al mismo grupo de alumnos durante varios años con el fin de generar una relación de confianza, continuidad y conexión difícil de conseguir en sistemas más rígidos.La naturaleza también ocupa un lugar central en este enfoque pedagógico. Los juegos al aire libre, las celebraciones de temporada y las clases vinculadas a los ritmos de la tierra fomentan un vínculo profundo con el entorno.Además, en una época marcada por el exceso de tecnología, apuesta por un uso mínimo de pantallas. “Especialmente en los primeros años, la educación Waldorf prioriza la conexión humana, la imaginación y las experiencias reales frente a la tecnología digital”, dice.Crecer como pensadores segurosEn este colegio, tienen cabida clases de danza, que incorporan el movimiento y el ritmo en el día a día escolar. El currículo bilingüe, con la mitad de las materias impartidas en inglés, ofrece a los niños una mentalidad global desde edades tempranas.María comparte cómo es su enfoque pedagógico.  MANU GARCÍALos pequeños exploran el espacio.  MANU GARCÍAAdemás, la pintura, las manualidades y la expresión artística son prácticas diarias que ayudan a desarrollar la imaginación y la motricidad, mientras que el teatro y la narración se integran en la rutina como herramientas para potenciar la confianza, la empatía y la comunicación.“Estos elementos, junto con un entorno cálido y creativo, preparan a los niños no solo para los exámenes, sino para la vida”, expresa María, que apuesta por enseñar a pensar en profundidad.