En el libro que Ghislaine Maxwell preparó en 2003 como regalo del 50 cumpleaños de su amigo/amante/cómplice, el pedófilo Jeffrey Epstein, hay abundantes chistes sobre la afición de este a las mujeres, cuanto más jóvenes, mejor; desnudos femeninos; fotos comprometedoras y fórmulas matemáticas; el dibujo de unas niñas a las que agasaja con unos globos y acaban con los años dándole un masaje; imágenes de leones y cebras copulando; y hasta el certificado de nacimiento del homenajeado. Dieciséis años después, el millonario pederasta moriría en una celda de Nueva York mientras esperaba en 2019 ser juzgado por tráfico sexual tras abusar durante décadas de centenares de menores con la complicidad de Maxwell, que cumple una condena de 20 años en una prisión de Texas. Seguir leyendo