Que el primer equipo masculino del Barça jugara como local en un estadio con 5.862 espectadores -para gloria de los vecinos que pudieron ver una aberración histórica desde los balcones adyacentes con un par de espirituosos- fue mucho más que una anomalía. Las mentiras acostumbran a tener consecuencias, aunque quienes las paguen no sean los mismos que se fotografían revolcándose por el césped de ese Spotify Camp Nou convertido en una Ítaca de grúas y goteras, ni tampoco quienes desembolsaron 1.500 euros por una silla VIP acolchada con espumita negra tras el banquillo. Desde allí, claro, se vio de fábula la publicidad del Congo que rodeaba un césped impecable. Pero también a Fermín, bigoleador como Raphinha y Lewandowski. Todos ellos fueron protagonistas del triunfo azulgrana frente a un Valencia que no dijo ni mu.Seguir leyendo....