Fermín llegó a la temporada como vienen a la historia los futbolistas dispuestos a hacer de la tristeza su circunstancia moral, su resignación o su rabia. Después de unas escaramuzas que lo situaron más allá del Nou Camp (o como se llame ahora ese estadio misterioso), el futbolista que vino al Barça como el suplente perfecto, y luego como el muchacho imprescindible, ha dicho aquí estoy yo, no me da la gana dejar el campo ni regalar el futuro. Seguir leyendo....