Las movilizaciones propalestinas han impedido que la Vuelta Ciclista a España llegara a la meta en Cibeles durante su 21.ª y última etapa en Madrid. La tensión acumulada desde el inicio del boicot ha culminado en la jornada final de la competición, cuando el pelotón entraba en la capital para concluir la carrera. Sin embargo, los activistas han derribado las vallas que delimitaban el recorrido y han tomado las calles del circuito, desafiando la presencia de los antidisturbios. Primero en Callao y, más tarde, en el Paseo del Prado.En Cibeles, un grupo de manifestantes organizó una sentada en la calzada para impedir la llegada de los ciclistas a la meta. Los efectivos de seguridad no lograron disolver a los propalestinos que bloqueaban el recorrido y, finalmente, la etapa fue cancelada.Los antidisturbios emplearon gases lacrimógenos y disparos disuasorios, lo que provocó huidas masivas entre los activistas. Además, desplegaron al menos un helicóptero y una tanqueta. La jornada concluyó con 22 policías heridos y dos detenidos, mientras que el número de civiles afectados se desconoce.La 80.ª edición de la Vuelta Ciclista a España quedará como la primera victoria de la ronda española de Jonas Vingegaard (Visma–Lease a Bike). En otro año o en un contexto diferente, las calles madrileñas habrían coreado su nombre multitudinariamente. Sin embargo, esta vez el ciclista ni siquiera pudo llegar a la meta en Cibeles y, en lugar de gritos de ánimo, recibió en su breve recorrido por la capital abucheos al grito de: “¡Vergüenza!”.El conflicto palestino-israelí ha terminado con la vida de más de 62.000 palestinos hasta la fecha; las cifras de muertos continúan creciendo cada minuto y miles de españoles han alzado la voz para calificar de “declaración” la participación del equipo Israel Premier Tech en el recorrido, cuyo dueño mantiene una estrecha relación con Benjamin Netanyahu y colabora abiertamente con su gobierno. Los activistas propalestinos han aprovechado la visibilidad internacional de La Vuelta para denunciar la situación en Gaza, cuyas movilizaciones se intensificaron tras la declaración de la ONU de hambruna en la Franja, señalándola como una “crisis provocada por el hombre”. No obstante, lo que empezó como una protesta simbólica se ha transformado a lo largo del recorrido en un boicot que ha alterado la logística y el desarrollo de la competición. La tensión ha ido aumentando y, desde la etapa 11 en Bilbao, se han registrado numerosos incidentes como irrupciones en el recorrido, bloqueo de algunos tramos e incluso el hackeo de la emisora de La Vuelta. El balance de los últimas detenciones se resume en 10 en Lugo, 2 en Valladolid y 1 en Becerril de la Sierra. La última etapa de La Vuelta comenzó de forma tranquila y sin incidentes; a diferencia de la jornada anterior, en la que se bloqueó la entrada a Cercedilla y se organizó una sentada en Becerril de la Sierra.Sin embargo, el recibimiento en Madrid fue completamente distinto a lo vivido durante las primeras horas. Desde las 16:00, cientos de activistas se concentraron en Callao, Atocha y Cibeles con banderas de Palestina. A las 18:00 comenzaron los primeros incidentes. El primero ocurrió en Callao, cuando un grupo de manifestantes se plantó en medio de la calzada justo cuando pasaba el pelotón. Los activistas desplegaron banderas y lanzaron humo hasta que la policía logró despejar la zona. Ante esta protesta, la organización de La Vuelta decidió modificar de nuevo el recorrido, limitándolo al tramo comprendido entre Neptuno y Colón, zonas que la policía parecía tener mejor controladas.Frente a los llamamientos al boicot, Madrid se había preparado para las manifestaciones de este fin de semana con un despliegue de seguridad sin precedentes, desde la celebración de la Cumbre de la OTAN en 2022. La capital se ha blindado de 1.100 policías nacionales para proteger la etapa final de La Vuelta. El verdadero descontrol llegó en el Paseo del Prado. A lo largo de la avenida, cientos de activistas coreaban consignas contra Israel. Hasta ese momento, se habían limitado a esperar el paso de los ciclistas para abuchearlos y dar visibilidad mediática a su causa. Sin embargo, con la llegada de la policía antidisturbios para vigilar la zona, la tensión aumentó: los manifestantes derribaron las vallas que delimitaban el recorrido. Ninguna quedó en pie desde Atocha hasta la Fuente de Neptuno. La multitud tomó la calzada y comenzó a avanzar hacia la meta en Cibeles.Ante esta situación, decenas de manifestantes levantaron nuevamente las vallas de contención para formar una especie de trinchera que los protegiera de la policía y creara una separación entre ambos bandos. Una vez erigida aquella “frontera” casi simbólica, los propalestinos comenzaron a corear el lema antifascista “¡No pasarán!”. Mientras civiles y policías permanecían divididos por aquella muralla metálica, se escucharon cánticos como: “Cada niño muerto es un niño nuestro”, “Israel asesina, La Vuelta patrocina” y “Boicot a Israel”.Finalmente, Palestina “ganó” La Vuelta: minutos después de los incidentes (alrededor de las 18:30), la organización decidió dar por concluido el recorrido antes de que los ciclistas alcanzaran la meta, a unos 56 kilómetros de ella.Tras esta decisión, la policía permitió que los activistas continuaran avanzando. Los manifestantes intensificaron su indignación contra el genocidio, lo que derivó en un aumento de gritos, derribo de vallas y nuevos forcejeos con los agentes. Algunos manifestantes arrojaron botellas y vallas, lo que desencadenó la carga policial con disparos de material antidisturbios y gases lacrimógenos. La respuesta provocó de nuevo una huida caótica de los manifestantes, en su mayoría jóvenes, que generó avalanchas de gran peligrosidad. Los antidisturbios terminaron avanzando en medio de la calzada, rociando gas y efectuando numerosos disparos continuados para despejar el Paseo del Prado. Los manifestantes se escondieron de inmediato, con miedo a la naturaleza del material de los disparos. Muchos abandonaron la marcha ante la amenaza de los antidisturbios, mientras que otros lograron llegar a Cibeles.Desde Cibeles, los activistas intentaron retirar las vallas por si la policía decidía cargar contra ellos. Sin embargo, civiles que querían presenciar el final de La Vuelta mantuvieron forcejeos para impedirlo. Al mismo tiempo, sobre la zona, un helicóptero de Seguridad se posicionó y descendió a baja altura cerca de la multitud, en lo que fue interpretado como una maniobra de intimidación.Finalmente, sobre las 20:00 de este domingo, las movilizaciones comenzaron a dispersarse, mientras se iban retirando los cuerpos de Seguridad.