Un escritor que no diferencia entre escriturasUna pierna en cada orilla: novela y guion. Las dos le han servido igual en una carrera de prestigio y reconocimiento, para llegar a la meta de "ganarse el pan escribiendo", ese prodigio tangible para unos pocos elegidos. Una docena de novelas, series y películas después aparece consagrado como uno de los escritores más buscados y premiados de Andalucía entre los menores de 50 años. Fernando Navarro (Granada, 1980) pasaba el jueves por El Laberinto de Jerez para "saldar una cuenta pendiente" y presentar Crisálida (Impedimenta) en compañía del librero Adrián Otero. "Ya hablamos de venir con mi primera novela, Malaventura, pero no pudimos encajarlo y estaba deseando pasar por Jerez y por esta librería".Rockero enfermizo, adicto a la música, crítico y divulgador (Radio 3, MondoSonoro, SER, Letras Libres), pinchador y coleccionista, convirtió en profesión su pulsión literaria. Dos veces candidato al Goya por mejor guion (Verónica y Orígenes secretos) también firmó los de Bajo cero, Anacleto, Toro y la aplaudidísima Segundo premio entre otros largometrajes y series. Ha colaborado con directores como Álex de la Iglesia, Isaki Lacuesta, Rodrigo Cortés, Paco Plaza o Jaume Balagueró. Su trayectoria le abrió las puertas de clubes selectos, del Writers Guild of America y la Universidad de Siracusa al Le Moyne College de Nueva York. Crisálida experimenta con una suerte de terror familiar e infantil ambientado entre Sierra Nevada y Las Alpujarras. "Puede que haya momentos salvajes, violentos, pero para mí la palabra que mejor resume la novela es ternura".Pregunta: La crítica pone su nueva novela unos metros por encima de las nubes, llega a decir que es una combinación de Lorca y Cormac McCarthy ¿Satisfacción o pudor?Respuesta: Ya se sabe cómo son las fajas de publicidad de los libros y los textos de promoción. Son algo tremendo que conviene no tomarse demasiado en serio. La referencia a Lorca puede ser por la temática más que por la técnica, por las formas, que ahí ni me acerco ni nadie puede. Pero en algunos recursos, en apariciones, el flamenco, la Guardia Civil, sí que puede haber algo. Respecto a McCarthy, soy un gran admirador de la novela sureña norteamericana, tan cruda y despiadada. He querido conectar esos dos sures, a los dos lados del océano, y ojalá lo haya conseguido.P: La protagonista de su novela es una adolescente llamada Nada ¿declaración de intenciones?R: Quería mostrar la violencia desde los niños. Es más aterradora cuando se ve desde la infancia, también más amoral porque los niños no ven las consecuencias de sus actos. Es lo que le sucedía al niño protagonista de El imperio del sol, de Ballard. Recordaba la explosión de la bomba nuclear en Hiroshima como algo metafísico, como un acontecimiento de luces y colores, sin entender todo el horror que había detrás. La historia de Nada es más radical porque está rodeada de una familia que le ofrece de todo menos protección, que la expone al impulso salvaje de la naturaleza que siempre acaba imponiéndose. La chica está sometida a la figura de un padre delirante, brutal.Fernando Navarro y Adrián Otero durante la presentación en Jerez. MANU GARCÍAP: ¿Admite la clasificación comercial de novela de terror para 'Crisálida'?R: Son etiquetas que se ponen para facilitar el acercamiento del lector. Cuando hacía crítica o periodismo musical me encontré con que la mayoría de artistas y grupos recelaban de las etiquetas, las miraban mal, les molestaban. Yo no lo veo así. Entiendo que las etiquetas ayudan. Sirven para clasificar en las tiendas, para colocar un disco o una obra en un estante determinado, animan al lector, le permiten buscar mejor. Si se quiere calificar Crisálida como terror pues bien está aunque para mí, si hay una palabra que la defina, es ternura.P: Salvaje y brutal han dicho ¿Son términos compatibles con ternura?R: Yo creo que sí. Hay una escritora argentina a la que admiro que siempre defiende la escritura en libertad extrema, en el sentido de que el escritor no se ponga frenos. Si hay imágenes que implican oscuridad pues aparecen junto a otras que no tienen esa condición.P: El título remite a Kafka, sugiere insectosR: Más kafkiano es el guion cinematográfico en el que estoy metido ahora. Siempre estoy con un guion de cine, afortunadamente. Leí La metamorfosis de Kafka con 16 o 17 años y desde luego que me marcó pero no creo que Crisálida tenga mucho de eso aunque también hay un cambio real en la protagonista, una evolución que rompe una capa real, la inicial, y eso puede remitir a esa imagen de un insecto, a Kafka. Puede tener recursos o referencias de todo tipo, desde el gótico del siglo XIX hasta Stephen King.P: Menciona un nuevo guion cuando presenta su segunda novela ¿Dónde se siente más a gusto, escritura cinematográfica o la otra?R: En la escritura no hago diferencias. Una me da de comer, felizmente, y la otra me sale. Trabajar en cine implica hacerlo con grandes equipos, con mucha gente. La novela, no. La novela te reúne con amigos, hasta a los lectores los considero así. Te acerca a momentos como este en Jerez, con la presentación en El Laberinto. Para mí, el cine es un oficio y la literatura, un arrebato. Son situaciones muy distintas. Sólo sé que de una u otra forma tengo que escribir. Es mi vida."Cine y televisión son dos lenguajes distintos, no tienen nada que ver. Soy muy de cine y en sala. Defiendo el cine en sala a muerte"P: ¿Entre guion cinematográfico y de series, con la explosión de las plataformas, hace alguna distinción?R: El cine y la televisión son dos lenguajes distintos, no tienen nada que ver. La televisión estira y estira, elimina las elipsis. No estoy nada cómodo en la escritura para televisión. En el caso del cine, no quiero llorar ni quejarme, la financiación de las películas, de cada proyecto, es muy compleja, muy difícil. Digamos que es un territorio algo precario. Con las dificultades o ventajas de cada uno, yo soy muy de cine, y en sala. Defiendo el cine en sala a muerte. Pertenezco a ese formato en el que cada película es la visión concreta de un director. No tiene por qué ser sólo artística. Las películas de Tony Scott, por ejemplo, también me parecen su visión personal. No sólo las de Claire Denis, por citar un caso.El guionista y novelista granadino, en la librería El Laberinto de Jerez. MANU GARCÍAP: ¿Ha salido escamado y escarmentado de la televisión?R: La última experiencia que he tenido en televisión, con una serie propia, fue muy traumática. Lo pasé muy mal. No merece la pena dar detalles pero fue muy difícil. Al final, en las series de televisión está detrás una casa matriz, norteamericana casi siempre, que marca unos códigos, que condiciona lo que consumimos. Es un término realmente horrible ese de consumir cuando hablamos de series o películas. Soy muy escéptico con las plataformas. Tienen unos métodos concretos que limitan mucho la escritura y el resto del proceso. Prefiero, como espectador y como escritor, el cine, sin duda."La última experiencia en televisión fue muy traumática. Lo pasé muy mal. Soy muy escéptico con las plataformas. Tienen unos métodos que limitan mucho"P: Y puestos a elegir, en pantalla grande o pequeña, en papel, siempre con Granada de fondo. Ya era el escenario de su gran guion reciente, 'Segundo premio', y ahora de 'Crisálida' ¿Será porque es la ciudad más rockera de Andalucía?R: Puede ser. No sé si se dice eso lo suficiente. Igual deberíamos decirlo más [ríe]. En Segundo premio había mucho de guiño a Granada y Crisálida también se desarrolla en un ambiente natural de Sierra Nevada y Las Alpujarras. Yo crecí en esa Granada, en un entorno musical. Más que rockera, que también, Granada me parece una ciudad muy poética. Es la mía, en la que nací, me parece que está entre el rock y el flamenco, así la he vivido yo. Para mí Granada es esa ciudad en la que paseaba y salía de noche rodeado de buena música, en la que ponía música en los bares, en la que siempre había un nuevo grupo, un nuevo local al que ir, una nueva tienda de discos. Siempre mucha música. Siempre buena música.