El segundo sábado de septiembre trajo consigo las primeras procesiones del nuevo curso, en una jornada repleta de salidas, tanto ordinarias como extraordinarias, y las que quedan. Destacaron el traslado de la hermandad de las Aguas a San Jacinto , con motivo de la conmemoración de sus 275 años, y la procesión por el 50 aniversario fundacional de la hermandad de la Anunciación de Juan XXIII , que recorrió las calles del centro y visitó la Catedral, 22 años después de haberlo hecho por primera —y hasta ahora única— vez. Tarde muy calurosa, con el público repartido para presenciar las distintas procesiones, como la de la Virgen de Guadalupe de San Buenaventura, que por primera vez salió en una fecha distinta al 8 de septiembre. El momento más destacado de la salida volvió a vivirse, una vez más, en la Casa de Extremadura. La comitiva llegó a coincidir casi en la Plaza Nueva con la Anunciación de Juan XXIII, que visitó el Ayuntamiento de Sevilla durante su procesión extraordinaria desde la Catedral hasta la iglesia de la Anunciación. En el Juncal se vivía el día grande de la Virgen que da nombre al barrio y congrega a toda una feligresía. Una advocación mariana procedente de Irún, asentada en uno de los barrios exteriores de Sevilla. Las calles se engalanaron para la ocasión, con alfombras de sal, la música de la banda de Coria y las emotivas sevillanas que acompañaron su entrada. Con todas estas salidas, unidas al rosario de la Virgen de los Desamparados de Alcosa, la Virgen de la Luz ponía el broche final a una intensa jornada. Un conjunto destacado dentro de las hermandades de gloria, de exquisita calidad, con un recorrido realmente bello y la elegancia que caracteriza a esta corporación, que finalizará sus cultos el lunes con el besamanos a su titular.