Relatos de oratura gitana

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El libro Un día entre los días. Habla, cuenta, canta el Pueblo Gitano I de Iván Periáñez Bolaño, editado por Akal, resulta una anomalía en el ingente catálogo bibliográfico de este país ya que no es muy común que en una obra de este calado  todos sus protagonistas sean gitanos y cuando digo todos, también me refiero a quien da forma a estos relatos gitanos, un libro que no es retratado desde la otredad: ya no hablan de nosotros, somos nosotros los que narramos en primera persona.Bien se podría catalogar este conjunto de relatos como cuentos, pero sería faltar a la verdad, ya que no tienen esa estructura, hay algunos que están cerca de  esa naturaleza pero también hay otros que versan sobre episodios y sucesos acontecidos, algunos de carácter inverosímil que juega con lo fantástico y otros son historias vividas que han ido transfiriéndose de generación en generación. Transferencia de memoriaEsta transferencia de la memoria refleja elementos que vincula al informante con una realidad muy personal, muchas de estas historias no habían salido del círculo familiar, algunas han tardado decenas de años porque  así quisieron sus protagonistas, en cierto modo esta discreción vivida de forma íntima es uno de los elementos que dan sentido a la Rromipen, el respeto. Este muestrario de textos gitanos nace de la necesidad de dar un nuevo formato a este venero de la tradición oral gitana, escribirlo no es más que ampliar su protección y, de esta manera, conseguir que adquiera otro estatus en su manera de difundirlo, ha pasado de una oralidad primaria a otra secundaria, entiéndase la primera no como un proceso de de comunicación de culturas ágrafas, los gitanos nos somos un pueblo ágrafo, sencillamente cimentamos nuestras historia mediante la intercomunicación oral , ese proceso de reproducción sociocultural  que  transmite verbal y comunitariamente el contingente de saberes que el mismo ha generado.Cubierta del libro editado por Akal. No obstante dejar fijado un texto implica que adquiera que entre los muchos relatos comunes uno pueda desarrollar un proceso de estandarización, eso suponiendo que hubiere relatos idénticos o muy parecidos, porque lo que se percibe a través de la lectura de este precioso libro es que cada pieza tiende a ser única ya que como dije anteriormente no son cuentos ni poseen esa estructura, en todo caso estas narraciones se convierten en entidades objetuales fijas por el hecho de ser  transcritas y puedan ser leídas en formato libro pero, como dice López Cano, abandonan su condición de archivo que preserva la memoria del pasado para convertirse en repertorio o materia prima orgánica para acceder al futuro, para seguir produciendo cultura.El autor-transcriptor, Iván Periáñez Bolaños, no obvia cuales han sido los procesos sobre los que ha construido este volumen: el contacto con los colaboradores, los encuentros con los mismos y, sobre  todo, cómo poner en pie unas narraciones  de tradición oral que fueran legibles y que no traicionaran el espíritu de quien las transmitió, en suma, para que no se alejaran del original.Son pues relatos que se expresan desde la gitanidad, que es nuestra  seña de identidad étnica grupal, en eso juega un componente importante en el sentir gitano, la biofilia. Por otra parte los narraciones, por su diversidad, ponen de manifiesto que no hay una única manera del sentir gitano, ya que si en algo nos caracterizamos los gitanos es por nuestra enriquecedora heterogeneidad, por esta razón el grupo de colaboradores (informantes) tienen  diversa procedencia geográfica.En conclusión este libro de relatos no solo nos cuenta, además nos habla, nos interpela a repensar el aporte de los gitanos en la historia como proceso  cultural y social, es en el fondo un llamamiento contra la desmemoria y el olvido.