Fuente.Publicado en griego en algún momento a finales de la Antigüedad, Las bromas de Hierocles y Philagrius, más conocido por Philogelos, cuyo título se podría traducir como «amor a la risa», es la colección de chistes más antigua que se conserva, porque, hay que decirlo, todos los anteriores se han perdido (Plauto menciona libros de chistes en dos de sus comedias, Persa y Estico, en el siglo II a.C.).Su autoría se atribuye tradicionalmente a los dos hombres que aparecen en el título, Hierocles y Philagrius, que no tienen más obras conocidas y cuya existencia ni siquiera está documentada. Según una teoría, el Hierocles mencionado podría ser el filósofo neoplatónico Hierocles de Alejandría, pero no hay pruebas que los conecten más allá de la similitud del nombre. En cualquier caso, si Hierocles y Philagrius fueron los creadores del libro, lo más probable es que se limitaran a recopilar y chistes preexistentes, en lugar de escribirlos todos ellos mismos. Otra posible autoría la apunta la Suda, una enciclopedia bizantina del siglo X, que la atribuye al dramaturgo cómico del siglo V a.C. Filistón de Nicea, que supuestamente era contemporáneo de Sócrates.Aunque se desconoce la fecha exacta de su publicación, algunas pistas nos permiten hacer una datación aproximada. Según William Berg, que publicó una traducción al inglés en 2008, el lenguaje empleado indica que pudo haber sido escrito en el siglo IV d.C. El chiste número 62 menciona los Juegos Seculares organizados por Filipo el Árabe para conmemorar el milenio de la fundación de Roma, lo que implica que los chistes no se recopilaron hasta después del año 248 d.C.El Philogelos consta de 264 chistes, aunque algunos son variaciones o repeticiones de chistes anteriores. Están ordenados por personajes típicos que los protagonizan, como el erudito tonto o despistado, el estafador, el misántropo o el comentarista ingenioso. También, cómo no, demostrando que no hay nada nuevo bajo el sol, hay apartados dedicados a médicos y pacientes, a maestros y estudiantes y a esposos y esposas. Además se incluyen chistes étnicos, sobre cimeos, sidonios y abderitas, donde se los estereotipa como poco inteligentes y supersticiosos. Algunos chistes son difíciles de entender. Es lo que ocurre, precisamente, con el que abre la colección. El chiste en cuestión es el siguiente: «Un erudito le encargó a un platero que preparara una linterna. Cuando este le preguntó qué tamaño quería, respondió: «¡Así, para ocho personas!»». La interpretación más común es que el erudito simplemente le está dando al platero una respuesta extraña e inútil. Sin embargo, un artículo de 2013 de Egizia Maria Felice, profesora de Clásicas en la Universidad de Reading, argumentó que la palabra para linterna también se refiere a una especie comestible de pez, como se atestigua en la Geographica de Estrabón, por lo que el humor del chiste se basaría en un juego de palabras.Sobre la actualidad de los chistes del Philogelos, hay que decir que en 2008, el comediante británico Jim Bowen probó algunos de ellos con público moderno. Uno de los chistes ha sido descrito como un antecesor del famoso sketch del Loro muerto de los Monty Python. El comediante Jimmy Carr, por su parte, ha dicho que algunos chistes son «sorprendentemente similares» a los modernos.____________________________________________________________________________________________ No olvides que puedes seguirnos en Facebook.The post El primer libro de chistes de la historia appeared first on La piedra de Sísifo.