La inflación no da tregua y aunque los precios ya no suben con la fuerza de hace un año, septiembre confirmaría que el costo de vida sigue siendo un tema sensible para los hogares, especialmente desde el campo, donde volvieron a sentirse los efectos del clima y del encarecimiento de frutas y proteínas, mientras los servicios básicos, como energía y arriendos, aún pesan en el bolsillo de millones de colombianos.Lo primero que hay que decir es que según los más recientes datos del Dane sobre el Índice de Precios del Productor (IPP), los costos en la producción nacional volvieron a subir en este mes, especialmente en el sector agrícola, lo que anticipa presiones sobre la inflación al consumidor que se conocerá mañana.Consulte aquí: ‘Debemos alejar los discursos de odio y la desinformación’Así mismo, los analistas de bancos como Bancolombia e Itaú, coinciden en que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) podría presentar una leve aceleración mensual y anual, rompiendo la estabilidad que se había logrado en los últimos meses.Un repunte desde el campoDe acuerdo con el Dane, el IPP aumentó 0,51% en septiembre, después de varios meses de variaciones marginales, y acumula 0,02% en lo corrido del año. En los últimos doce meses, la variación fue de 3,63%, una cifra baja frente a los picos de 2023, pero que refleja una reactivación de los costos de producción.El dato de IPC de septiembre será importante para las decisiones del Banco de la República.Imagen de ChatGPTVale la pena resaltar que el incremento tuvo un claro protagonista y fue el sector agrícola, que registró un alza de 4,54% mensual, impulsado por productos como frutas de pepita (+14,78%), cítricos (+20,46%) y café (+11,7%). Estos tres rubros, por sí solos, aportaron más de un punto porcentual al resultado total del IPP, dejando claro el peso que aún tiene la canasta alimentaria dentro de la estructura de costos nacionales.En contraste, la minería cayó -2,89% y la industria manufacturera -0,14%, arrastradas por menores precios del petróleo crudo, la hulla y el azúcar. Pero aunque el descenso en estos sectores alivia parcialmente el promedio general, el repunte agrícola es un indicador adelantado de posibles presiones sobre los precios finales al consumidor, especialmente en el componente de alimentos.Lea también: Reducción de la jornada laboral estaría detrás del empleo que se está generandoEl Dane también destacó que los bienes de consumo final subieron 1,56%, mientras los bienes de capital retrocedieron -0,99%, lo que sugiere que la presión se concentra en los productos que terminan en la mesa de los hogares, más que en los insumos industriales.Freno a la desinflaciónCon ese panorama en los precios de producción, los analistas no ven espacio para un descenso adicional del IPC. Por el contrario, esperan una leve aceleración en septiembre, luego de que en agosto la inflación se ubicara en 5,1% anual.El dato de IPC de septiembre será importante para las decisiones del Banco de la República.Imagen de ChatGPTPor ejemplo, Bancolombia estima que la inflación mensual sería de 0,29%, lo que llevaría la variación anual a 5,14%, es decir, cuatro puntos básicos por encima del mes anterior. Itaú, por su parte, proyecta un aumento de 0,34% mensual, que elevaría la tasa anual a 5,2%, y aunque el cambio parece pequeño, lo relevante es que marca una reversión de la tendencia descendente que venía desde comienzos de 2024.“El entorno sigue caracterizado por riesgos al alza. Los alimentos, en particular, volverán a ser el foco de atención en septiembre”, explicó Bancolombia en su informe, señalando que sus indicadores de alta frecuencia anticipan una inflación de alimentos de 0,60% mensual.Más información: Ecopetrol obtuvo luz verde para desarrollar proyecto de regasificación en CoveñasDe igual forma, los datos del Monitor de Precios del mismo banco respaldan esa previsión y sostienen que durante el mes pasado, las proteínas animales, especialmente la carne de res (+0,79%) y las aves (+0,67%), tuvieron aumentos notables. También se registraron subidas en frutas como naranjas (+7,7%) y moras (+1,9%), mientras que los precios de la cebolla y la papa cayeron ligeramente.“Los perecederos muestran una moderación, pero los alimentos procesados siguen al alza, con una variación de 0,4% mensual. En conjunto, la inflación de alimentos alcanzaría 0,47% mensual y 6,48% anual”, señaló el informe.El dato de IPC de septiembre será importante para las decisiones del Banco de la República.Imagen de ChatGPTItaú, por su parte, advierte que además de los alimentos, los sectores de vivienda y servicios públicos también están presionando el índice, resaltando que “esperamos que el IPC total aumente 0,34% mensual, impulsado por los precios de energía, gas y arriendos, mientras que el IPC sin alimentos se ubicaría en 0,34% y 5,21% anual”.En ese contexto, el fenómeno climático de La Niña aparece como un nuevo factor de riesgo, dado que los pronósticos apuntan a un aumento de las lluvias entre octubre y diciembre, lo que podría afectar cultivos perecederos y mantener los precios agrícolas elevados en el cierre del año.Otras noticias: 'Paz total y desigualdad social, los retos del nuevo gobierno', según exministro OcampoLas alertas del EmisorPor último, las minutas más recientes del Banco de la República, publicadas el 3 de octubre, confirman que la autoridad monetaria comparte estas preocupaciones, ya que su Junta Directiva decidió mantener la tasa de interés de política monetaria en 9,25%, con cuatro votos a favor, dos por una reducción de 50 puntos básicos y uno por una baja de 25 puntos.En su análisis, los directores subrayaron que la inflación total se ha mantenido estancada alrededor del 5% durante 2025, y que la inflación básica, sin alimentos ni regulados, lleva seis meses en torno al 4,8%; por lo que este comportamiento, advierte el Banco, indica que el proceso de desinflación se ha frenado y que su convergencia hacia la meta del 3% será más lenta de lo previsto.El dato de IPC de septiembre será importante para las decisiones del Banco de la República.Imagen de ChatGPTLa Junta también alertó sobre varios riesgos que podrían mantener la inflación alta por más tiempo. Entre ellos, un posible aumento elevado del salario mínimo para 2026, que tendría efectos directos en la indexación de contratos, arriendos y tarifas de servicios. Además, el déficit fiscal creciente podría impulsar la demanda interna y limitar el margen de maniobra de la política monetaria.Otro factor que preocupa al Emisor es la debilidad estructural de la oferta energética, que podría generar nuevos choques en los precios regulados y aunque las tarifas eléctricas bajaron en septiembre, la entidad reconoce que la sostenibilidad del sistema enfrenta presiones por costos y capacidad.Puede interesarle: Los pueblos que son considerados como patrimonio de ColombiaEn materia de expectativas, el Banco advirtió que los analistas del mercado ya revisaron al alza sus proyecciones de inflación y esperan 5% para 2025 y 4% para 2026, por encima del objetivo de largo plazo del 3%, concluyendo que “el proceso de desinflación hacia adelante es incierto, pues depende en buena medida de que se diluyan los choques de alimentos y energía, lo cual es difícil de pronosticar”.De esta forma se puede concluir que la inflación no ha sido derrotada y que los alimentos, la energía y el clima siguen marcando el pulso del costo de vida en el país. Si bien la tendencia de fondo sigue siendo de estabilidad, el dato que se conocerá este martes podría confirmar que la desinflación perdió fuerza y que el camino hacia la meta del 3% aún será largo.DANIEL HERNÁNDEZ NARANJOPeriodista de Portafolio