Una conversación con Ken Thompson sobre su vida y obra

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Son en total cuatro horas y media, pero esta conversación que ha grabado el equipo del Computer History Museum con Ken Thompson es un todo un documento histórico. El venerable Thompson (1943-) es una de las figuras más influyentes en la historia de la informática, incluyendo su mayor creación: el sistema operativo Unix, al que dio forma junto con Dennis Ritchie.A lo largo de la entrevista repasa su infancia, un tanto nómada al ser hijo de un piloto naval, sus inventos de adolescente y cómo poco a poco acabó llegando a la concepción de Unix, el sistema operativo que cambió el mundo. De joven era un gran aficionado al ajedrez, hasta el punto de que desarrolló software especializado muy relevante para la época, el primero que recibió un gran reconocimiento de la Federación estadounidense de Ajedrez.Thompson estudió ingeniería eléctrica, aprendió programación con un ordenador Bendix G-15 y comenzó a indagar en los primeros sistemas de tiempo compartido. Trabajando con editores de texto inventó el grep, una utilidad para buscar valores que encajen con los patrones de búsqueda de expresiones regulares, que tantos informáticos usan a diario.Construí el sistema operativo que querría usar yo mismo.– Ken ThompsonEn 1966 entró a trabajar en los legendarios laboratorios Bell, donde trabajó en el Multics, pero cuando ese proyecto se canceló, recicló un pequeño ordenador PDP-7 con la idea de diseñar su propio sistema operativo, práctico y simple: Unix.A partir de su trabajo se desarrollaron las bases del software moderno, del lenguaje C y algunas de las tecnologías de Internet. Sus ideas e invenciones han sido muchas en todas estas décadas, pero si hubiera que resumirlas en cinco serían:El sistema operativo Unix (concepto de 1969, funcional en 1971).La herramienta grep.El lenguaje B (1969), precursor del C.El sistema de archivos y estructuras jerárquicas de Unix.Belle, uno de los primeros programas de ajedrez nivel maestro.Ken Thompson no solo ayudó a crear Unix; también inventó, sin proponérselo, buena parte del espíritu hacker informático: la curiosidad sin límites, el placer de «construir por uno mismo» y una peculiar forma de tomarse el trabajo en serio sin perder el sentido del humor. Su historia oral infunde más que nostalgia, pura energía: la de quien nunca ha dejado de «jugar con las máquinas», que han ido volviéndose cada vez más poderosas.# Enlace Permanente