Hitler se obsesionó con una montaña antes, incluso, de subir al poder: el Nanga Parbat. Estaba empeñado en que un alemán fuera el primero en conquistar aquel peligroso ochomil del Himalaya. El objetivo: demostrar al mundo la superioridad de la raza aria. El primero en intentarlo había sido el británico Albert Mummery en 1895, pero acabó sepultado por una avalancha a 6.100 metros de altitud. Su cuerpo jamás fue encontrado y, durante décadas, el eco de aquella tragedia disuadió a los escaladores más valientes del mundo de volver a intentarlo, hasta que una expedición alemana dirigida por Willy Merkl, en 1932, se aventuró de nuevo. En aquella ocasión, Merkl alcanzó los 7.000 metros por la vertiente Rakhiot, pero tuvo que... Ver Más