Cuando llega el lunes y se abren las puertas del colegio, ¿quién se preocupa del alumno que llega sucio y con mala cara? ¿Quién se da cuenta del niño que, en pleno mes de mayo, aparece con manga larga para ocultar las lesiones que se ha hecho en los brazos? ¿Quién se percata del escolar que sale al patio y no se relaciona con ningún otro compañero? Según la OMS, el 50% de los problemas de salud mental en adultos comienzan antes de los 14 años, y el 75% antes de los 18. Más datos. El Barómetro de Opinión de la Infancia y la Adolescencia 2023-2024 de UNICEF señala que el 41,1% de los adolescentes españoles ha experimentado o cree haber tenido problemas de salud mental, pero más de la mitad no ha buscado ayuda profesional. Para Javier Urra , director pedagógico del Máster online en Salud Mental Infanto-Juvenil de Aula Siena , impartido por la Universidad Camilo José Cela, las aulas son un escenario perfecto para detectar este tipo de problemas en los escolares y los «docentes juegan en su día a día un papel fundamental respecto a la salud mental de sus escolares porque tienen la gran oportunidad de observar comportamientos no normalizados . Señala que en la mayoría de los hogares los padres se preocupan por cuidar de sus hijos de la mejor manera posible, pero no siempre ocurre así. «Hay padres ludópatas, adictos a las drogas, al alcohol, violentos... El entorno escolar es un lugar perfecto para que estos niños puedan dirigirse a sus profesores u orientadores y pedir ayuda». Reconoce que hay profesores que puedan mirar con cierto recelo tener que sumar esta labor a sus múltiples tareas , «pero hay que tener en cuenta que el número de pacientes infanto-juveniles ha crecido mucho y que las aulas son un escenario perfecto para detectar y prevenir ciertos comportamientos. No se trata de cargarles de más trabajo, sino de facilitárselo . Hay que evitar que sean meros espectadores para pasar a ser parte de la solución y que se sientan enriquecidos. No hay que olvidar -advierte– que el 70% de los trastornos de salud mental en los adultos tienen su origen en la infancia». Asegura que el interés de los docentes por saber cómo apoyar a los alumnos y prevenir situaciones que afectan negativamente a su desarrollo como personas es patente. «Lo hemos constatado porque desde que creamos el máster online, que va por su tercera edición, hemos llenado el cupo de profesores interesados en la materia. Y es que, –matiza– no puede ser de otra manera porque los maestros, además de educadores, son el fonendoscopio de la salud mental de sus alumnos». Conscientes de esta realidad, y de que el número de alumnos afectados en su salud mental ha crecido exponencialmente, desde la comunidad educativa CEU decidieron poner en marcha hace cuatro años el programa MENTIS , que involucra a docentes, el departamento de orientación psicopedagógica, familia y el propio alumnado. Sonsoles Gallo, coordinadora de Proyectos Pedagógicos de los Colegios CEU , reconoce que es cierto que el profesor tienen cierta ventaja de ver a un alumno dentro de un grupo de edad y entorno sociocultural muy similar, lo que permite observar más fácilmente comportamientos diferentes y dar la señal de alarma . «Aún así -advierte- es importante matizar que los docentes cuentan con pocos recursos y, sobre todo, con poco tiempo, para dar respuesta a muchas de las necesidades de estos alumnos debido, entre otros asuntos, a que la misma LOMLOE les exige nuevas responsabilidades que ya de por sí son difíciles de atender en su día a día». Pese a ello, el programa MENTIS –compuesto por psicólogos, psicopedagogos...– se encarga de formar a los profesores «en unas jornadas cuando están de vacaciones, quitando tiempo a su descanso y familia , lo que pone en valor su dedicación y esfuerzo para el mayor bienestar de su alumnado. La formación se centra en la realidad clínica para que sepan qué es un brote psicótico, un trastorno de alimentación... y aporta guías para saber cómo atenderlos en el ámbito escolar, siendo conscientes de que el colegio no es un hospital de Día y hay ciertas exigencias de los profesionales que no podemos atender», advierte. El programa también incluye una labor de supervisión, cuando, por ejemplo, un niño esconde autolesiones, y se plantean cómo recuperar su equilibrio personal, cómo hablar con la familia, dónde derivarle si necesita ayuda profesional clínica, etc. «Cuando se trata de realidades de alto riesgo, como pueda ser un brote psicótico, el profesor contacta de inmediato con el personal de MENTIS y se sigue un protocolo para salvaguardar tanto al escolar como al maestro y para contribuir a la mejoría del niño». Explica que cuando un profesor detecta un caso en un aula –sólo el año pasado atendieron a 300 escolares – avisa a la jefatura de estudios, que lo comunica al departamento de Orientación para que lo valore y lo ponga en conocimiento del equipo MENTIS que cuenta con personal sanitario clínico, psicológico y de práctica clínica, por lo que conocen muy bien la realidad infanto-juvenil. «Este equipo –matiza– aborda diferentes realidades (trastornos del estado de ánimo, de ansiedad, de la conducta alimentaria, de la conducta autolítica, ideación de muerte, patrones de consumo problemático con y sin sustancias...) desde la prevención, la detección temprana y la acción primaria, siempre de una forma complementaria, no sustitutiva, de la atención clínica. Sonsoles Gallo apunta que «cada alumno progresa más o menos rápido según su diagnóstico, pero lo que está claro es que siempre es muy positivo su avance cuando se trabajan en red familias, profesores y personal clínico ». Ante el incremento de casos de niños y adolescentes que se detectaron por el confinamiento debido al Covid 19, diversos organismos señalaron a los docentes como profesionales clave en la prevención y detección de problemas de salud mental en sus alumnos. Aquí van algunos de los principales: –Ministerio de Educación y Formación Profesional ('Guía de actuación ante problemas de salud mental en el ámbito educativo 2022'): «El profesorado y demás profesionales de los centros educativos necesitan herramientas para la identificación temprana de señales de alerta en la salud mental del alumnado, a fin de activar los protocolos de derivación». –Fundación ANAR (Informe 2022 Salud Mental en la Infancia y la Adolescencia): «El profesorado debe recibir formación específica para identificar signos de sufrimiento psicológico en el alumnado y derivar a los servicios especializados». –Colegio Oficial de Psicología de Madrid (Guía 'Salud mental en la escuela 2021') : «El profesorado no debe asumir el papel clínico, pero sí estar formado para detectar signos de alarma y comunicarlo a los equipos de orientación o servicios sanitarios».