La salud mental se ha convertido en uno de los temas más sensibles y urgentes dentro del mundo laboral contemporáneo y poco a poco, lo que antes se consideraba un asunto personal hoy ocupa un lugar central en las discusiones sobre productividad, sostenibilidad y cultura organizacional.Diversos estudios recientes, entre ellos los realizados por emi Falck y la plataforma de gestión de personas Buk, confirman que el estrés, la ansiedad, la depresión y el síndrome de burnout son cada vez más frecuentes entre los trabajadores, al punto de configurarse como un nuevo riesgo silencioso para las empresas y las economías de la región.Consulte aquí: Líder opositora venezolana María Corina Machado gana el Nobel de la PazAsí mismo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 1.000 millones de personas en el mundo viven con algún tipo de trastorno mental y, entre ellos, la ansiedad y la depresión se ubican como los más comunes, generando un impacto importante sobre la productividad global.Según estos expertos, actualmente se pierden cada año 12.000 millones de días de trabajo, lo que equivale a US$1.000 millones en pérdidas económicas. Dicho de forma simple, el costo de la desatención a la salud mental ya no es un problema invisible, sino que se traduce en horas laborales perdidas, menor rendimiento y una creciente rotación de personal.El bienestar laboral influye cada vez más en la salud mental.Imagen de ChatGPTCreación de espacios segurosPara entender todo lo que hay detrás de este flagelo, lo primero a entender es que los entornos laborales, según la OMS, pueden ser tanto espacios protectores como escenarios de riesgo y que factores como la sobrecarga de tareas, la falta de flexibilidad, la inseguridad en el empleo y la ausencia de apoyo emocional o liderazgo empático tienen efectos directos sobre el bienestar de las personas.En Colombia, el informe “Burnout Laboral 2025: Conectando productividad y bienestar en Latinoamérica”, elaborado por Buk, encuestó a 5.700 trabajadores de Chile, México, Perú y Colombia y encontró que el 46% de los colaboradores en la región ha experimentado burnout en el último año, y un 14% lo padece de forma frecuente; evidenciando que se trata de un fenómeno que, lejos de ser anecdótico, afecta de manera estructural la productividad, la permanencia en los empleos y la satisfacción laboral.Lea también: Borrón y Cuenta Nueva 2.0: detalles del nuevo salvavidas para los morososEn el caso colombiano, 13% de los trabajadores afirmó haber sufrido episodios de estrés crónico asociado al trabajo, mientras que 65% reconoció dificultades para planificar y cumplir sus tareas a tiempo, uno de los porcentajes más altos de la región; reafirmando que la gestión del tiempo y la organización de la jornada laboral se ven comprometidas por una sobrecarga constante de responsabilidades y por la falta de recursos emocionales y estructurales para manejarlas.El estudio también identificó brechas relevantes entre distintos grupos poblacionales. El burnout es más frecuente entre personas neurodivergentes (24%), miembros de la comunidad LGBTQ+ (19%), la generación Z (17%) y los millennials (14%). En términos de género, la afectación es mayor en mujeres (15%) que en hombres (12%). Estas diferencias evidencian que el bienestar emocional en el trabajo está atravesado por factores de diversidad, inclusión y equidad, y que las políticas empresariales deben ser sensibles a esas particularidades.El bienestar laboral influye cada vez más en la salud mental.Imagen de ChatGPTConsecuencias no menoresDesde una perspectiva médica, las consecuencias son igual de preocupantes y expertos como Alejandro Rivas, gerente de la Red Médica de emi Falck y faculty del Centro de Entrenamiento CEMI para Colombia de la American Heart Association, advierten que los ambientes laborales con presión constante, incertidumbre o falta de apoyo pueden desencadenar respuestas fisiológicas adversas.“El estrés prolongado eleva los niveles de cortisol, genera hipertensión arterial, trastornos del sueño, dolores musculares y cefaleas frecuentes, y puede derivar en trastornos de ansiedad generalizada, depresión, enfermedades cardiovasculares o alteraciones metabólicas. La salud física y la mental son dos caras de la misma moneda: descuidar una implica deteriorar la otra”, explicó.Puede interesarle: Caribe y Pacífico, las regiones donde las mujeres son más susceptibles a la pobrezaPor otra parte, acotó que los síntomas más comunes dentro de las organizaciones, como agotamiento, irritabilidad, frustración, dificultades para concentrarse o comunicarse; tienden a pasar desapercibidos en un principio, pero terminan afectando tanto el desempeño individual como la cohesión de los equipos.Con todo lo anterior, queda claro que el impacto económico de esta realidad es difícil de ignorar, ya que cada día perdido por enfermedad mental significa menor productividad, pero también costos adicionales en reemplazos, ausentismo y rotación; mientras que las empresas que invierten en programas de bienestar y prevención logran mayor fidelización y retención del talento, además de mejoras sostenidas en la eficiencia operativa.El bienestar laboral influye cada vez más en la salud mental.Imagen de ChatGPTEs por esto que Gabriela Durán, Country Manager de Buk en Colombia, deja claro que “las compañías deben conectar bienestar con productividad y construir culturas más conscientes, empáticas y cercanas con sus colaboradores”.Un camino por recorrerRespecto a lo que se debe hacer ante este flagelo, la evidencia internacional respalda que, en un entorno donde el capital humano es el principal activo, la inversión en salud mental ya no se mide en términos de costo, sino de retorno organizacional y que las políticas que promueven el equilibrio entre la vida personal y laboral se traducen en equipos más comprometidos y productivos.Lea también: Las oportunidades perdidas con la nueva ley de financiamiento del gobierno PetroEl informe de emi Falck, presentado en el marco del Día Mundial de la Salud Mental, refuerza esta visión y propone abordar el bienestar emocional de manera integral, combinando estrategias médicas, preventivas y organizacionales. Según la entidad, los lugares de trabajo deben ser entornos seguros, inclusivos y protectores, capaces de detectar señales tempranas de desgaste y ofrecer acompañamiento psicológico accesible, tanto presencial como virtual.La invitación de los expertos es clara y apunta a reconocer la salud mental como un componente esencial de la gestión empresarial; advirtiendo que no se trata solo de ofrecer pausas activas o charlas motivacionales, sino de construir una cultura que valore el descanso, la empatía y la comunicación abierta.El bienestar laboral influye cada vez más en la salud mental.Imagen de ChatGPTEn todo esto, los líderes tienen un papel clave, especialmente desde su capacidad de escuchar, acompañar y generar confianza puede marcar la diferencia entre un equipo desgastado y uno comprometido. A medida que más compañías integran el bienestar emocional dentro de sus políticas de talento, el tema empieza a dejar de ser tabú.DANIEL HERNÁNDEZ NARANJOPeriodista de Portafolio