De entre todas las máximas con las que los malos periodistas se ríen de sí mismos, hay una que, por desgracia, está machacando a Puerto Serrano: “No dejes que la verdad te estropee un buen titular”. A los redactores que siguen esta regla de oro de la mala praxis profesional; a los buitres con portátil o con cámara o con micrófono que cortan y pegan delirios y falsedades publicados previamente por otros redactores con la misma falta de escrúpulos que ellos; a los señoritos, a los vagos y a las vagas que no contrastan ni a empujones, a los artistas del refrito, a los medallas de oro de la tergiversación gratuita, a los orfebres de lo tendencioso, a los expertos en levantar fábulas completas, con sus notas de color imaginarias incluidas; a los carroñeros de trinchera o de tertulia, a los cuatro pijos que ponderan sobre una realidad que no conocen con sus aires de académicos de casino; a los editores militantes de la escoria empresarial que aprovechan cada nuevo suceso para consolidar una leyenda negra construida durante décadas sobre exageraciones, deformaciones y una enorme improbidad; a todos ellos, a toda esta patulea de filibusteros y amarillistas, de cuentistas fraudulentos, de sacamantecas del clic, tengo una cosa importante que deciros: dejad tranquilo a mi pueblo. En los últimos días, Puerto Serrano ha sufrido dos ataques (sí, ataques), a la misma línea de flotación de su dignidad. Ambos se han realizado desde medios de comunicación que cabría entender como formales (El Español y Antena 3); y ambos han compartido una más que reprobable estrategia: lanzar un titular rotundamente falso que luego, ante la falta de una realidad objetiva que lo aguante, han debido defender con giros groseros, recursos endebles, declaraciones robadas o testimonios generales o exiguos, un esqueleto demasiado fino para la gravedad de las acusaciones que se nos escupen a la cara con total impunidad. [articles:339822]El pasado 5 de octubre la periodista Laura Garófano publicó en El Español un texto titulado “El Secreto de Puerto Serrano: el municipio con una de las rentas más bajas de España y con más coches de lujo... de narcos”. Corro a aclarar que esos puntos suspensivos que rompen y matizan el titular no son míos. Cualquier redactor con un mínimo de respeto por su profesión se hubiera negado a utilizarlos. Porque sobre esos puntos suspensivos lo que suspende es toda la credibilidad profesional de quien los usa. El titular verdaderamente goloso hubiera sido: “Puerto Serrano: El municipio con menos renta de España y con más coches de lujo”. Pero el sintagma presenta dos problemas vertebrales: el primer problema es que es una mentira. Y el segundo problema es que es una mentira fácilmente desmontable. Así que el periódico, que no quiere renunciar a las miles de visitas que puede cosechar una pieza preñada de tantísimo y tan apestoso excremento, opta por colocar los puntos suspensivos de marras y encajar la palabra “narcos”. Ahora sí, la hipótesis resulta incontrastable. Porque, ¿dónde está la base de datos de coches de lujo de narcos? ¿quién custodia esa estadística? ¿dónde puede consultarse? El titular de Laura Garófano en El Español es, sencillamente, escatológico. Vomitivo. Lo siento por ella y por su periódico. En su conciencia queda. Opino que lo que ha hecho la redactora es tan simple y tan cruel que da miedo: ha cosido un dato real (la renta media) con la sombra de un reportaje sobre un grupo específico de personas de Puerto Serrano que, según la Guardia Civil, se dedicaba presuntamente al narcotráfico y al blanqueo de dinero. Eso ocurrió, Laura, hace muchos años. El líder de esa banda, que ya ha cumplido incluso parte de su condena, era el que conducía esos coches de lujo. Un grupo. Una banda. Un mafioso. No Puerto Serrano. No el pueblo. No la gente. Ese no es el Secreto de Puerto Serrano, Laura. Ese era el secreto de un grupo de delincuentes deleznables que ya han sido apresados, enjuiciados y condenados. Las costuras de ese artefacto que con tan poca maña has perpetrado, tan frágiles y tan mal encajadas, requieren de una intención previa bochornosa, ominosa e inmoral hasta la náusea. Pero intuyo que habría clics, y si hay clics hay suscripciones, y si hay suscripciones hay dinero. A los profesionales de verdad estos atracones de información basura les dan mucha cosita, Laura. Ojalá no te pase factura. [articles:341416]Costaba pensar que lo publicado por El Español podía empeorarse, pero el pasado viernes 10 de octubre, Antena 3, en su programa Espejo Público, superó todos los límites del esperpento con una pieza titulada “Pobreza de Lujo en Puerto Serrano”. Ante la cámara, Susana Griso desglosó prolíficamente los datos de renta y el porcentaje de estudios universitarios del pueblo, y terminó exponiendo con todas las letras: “Puerto Serrano pasa por ser el municipio con mayor cantidad (ojo) de coches de lujo”. Y dice: “Vean”. ¿Y qué vemos? Vemos cómo, con estética de videoclip, le endosan a la audiencia un montaje de coches de concesionario, imágenes de recurso de vehículos imposibles, enlatadas y servidas como si se hubieran grabado en el pueblo. Para colmo, su compañero dice: “¿Coches espectaculares, eh?”. Sí, son espectaculares. El problema es que esas grandes avenidas por las que ruedan esos coches espectaculares no son las nuestras. El problema es que esos concesionarios donde lucen esos coches espectaculares no están aquí. El problema es que le estáis mintiendo a la audiencia. Toda la pieza se fundamenta sobre una relación falsa de premisas parciales: la primera premisa parece rigurosa (Puerto Serrano es uno de los pueblos con la renta media más baja de España), aunque para qué vamos a investigar con seriedad los motivos, no vaya a ser que nos descuadre la percha que ya le hemos buscado; la segunda premisa (Puerto Serrano es el pueblo con mayor número de coches de lujo) es maniquea, perversa y abstracta. ¿Con mayor número de coches de lujo de dónde? ¿De España? ¿De Cádiz? ¿De la comarca? ¿En términos absolutos o en términos relativos? ¿Por qué ese dato, tan crucial para sostener todo el invento, no se expone en la pantalla como todos los demás? Ese dato no se expone por un motivo muy sencillo: Ese dato no se expone porque no lo tienen. Toda, absolutamente toda la pieza, está sostenida sobre un pilar podrido: alguien, quien sea, compró el titular de Laura Garófano de El Español sin molestarse en contrastarlo. Y después, como se dice en el argot, el medio fue a rueda. Y después, como se dice en el argot, un redactor o un editor, lo arregló para un refrito. Pero, ¿y los datos? ¿Dónde están los datos que os permiten decir, con esa tranquilidad, que Puerto Serrano es el municipio con mayor cantidad de coches de lujo de…?Tiene mucho más tirón para la tele que los coches de alta gama no sean de narcos, claro. Porque así, ya desatada la vorágine de la especulación más salvaje, el programa puede jugar a la cadena de la amplificación distorsionada: Decimos que es la localidad con la renta más baja (con datos); decimos que es la que tiene un mayor número de coches de lujo (sin datos). Y sacamos una conclusión, sostenida en la relación de la premisa verdadera con la vaga (o inexistente), que hacen, aunque sea por la vía de la omisión, extensible a todo el pueblo: el secreto de Puerto Serrano está en la droga y en el menudeo. Ya está. Círculo cerrado. Todo encaja. Cada prejuicio, idea previa y esquema mental obtuso ha sido convenientemente alimentado. [articles:339910]Como bien explica, con una frivolidad hiriente, uno de los tertulianos invitados al despiece de casquería argumental que sigue al reportaje: “Blanco y en botella”. Para qué vamos a interesarnos más. Para qué vamos a preguntar cuál es el dato, qué rigor periodístico sostiene esa aberrante secuencia de premisas parciales y esa conclusión aventurada. “De todas formas, ya sabéis cómo son los pobres”, le ha faltado decir a alguno. “O son pobres porque quieren o no son pobres porque roban”, le ha faltado decir a otro. El tópico más plano y cerril impregna el plató y el debate se vuelve tan triste, tan paupérrimo, que sólo una colaboradora se atreve a arrojar un poco de cordura en esa batidora de especulaciones que revienta la dignidad de un pueblo entero. “No generalicemos”, dice la periodista. “¡Pero si no generalizamos!”, dice Susana Griso. ¿No? Claro que sí, Susana: Es lo único que habéis hecho desde que empezasteis con el tema, Susana: generalizar. Usar una entrevista que se grabó con cámara oculta hace un montón de años por un programa de investigación que seguía una operación de la Guardia Civil y vendérsela a la audiencia como “Esto es lo que nos dicen al respecto”, es un ejercicio de manipulación de catálogo, Susana. De los que enseñan en la Facultad, Susana. De los que identifica hasta el becario, Susana. Porque esa mujer no ha hablado ahora, compañera. Ni por este tema, compañera. Se ha hurtado al público el contexto imprescindible en el que se grabaron y se emitieron sus palabras; se les ha hurtado su identificación como una persona próxima al círculo afectado por una operación de la Guardia Civil ya cerrada, y se han encajado en el traje que ya le habíais hecho al pueblo tres días antes, desde el preciso instante en que pintasteis la escaleta. Eso ha sido un pastiche, Susana. Te honraría mucho admitirlo. Y por aquí, por el Sur, donde muchos aún sabemos reconocer cuándo nos están atracando, te estaríamos muy agradecidos. Porque a partir de ese pastiche, Susana, tu programa ha encendido el ventilador y del clan hemos pasado al pueblo. Y rezan justos por pecadores. Y duele. Para terminar, me gustaría darles una mala noticia a los artistas del periodismo basura. Nací en Puerto Serrano, en 1977. En mi casa nunca faltó de nada. Decir lo contrario sería mentir. Tampoco sobraba mucho, la verdad. Sin caer en dramatismos superfluos, puedo afirmar que sé lo que es la pobreza de primera mano. Con mucho esfuerzo por parte de mis padres (albañil y jornalera), estudié la carrera que quería. Siento deciros que esa carrera fue Periodismo. Siento deciros que escribí durante años para la prensa local, para la provincial, para la regional y para la nacional. Siento deciros que soy Premio Cádiz de Periodismo (en dos ediciones distintas). Siento deciros que soy Premio Andaluz de Periodismo Social Antonio Ortega. Siento deciros que también gané el Premio Andalucía de Periodismo. Siento deciros que sé mucho, mucho, mucho de mi pueblo. Bastante más que vosotros. Pero, por todo lo que os he expuesto arriba, siento deciros que de Periodismo también sé algunas cosas. Y de Derecho a la Información. Siento deciros que, como alcalde, defenderé a Puerto Serrano de infamias tan graves como las que habéis hecho. Siento tener que pediros que rectifiquéis. Siento deciros, también, que mi deber como periodista, es ayudar a que la gente pueda distinguir entre el periodismo de verdad, tan necesario, y el sensacionalismo más tóxico. Siento deciros que lo que habéis hecho vosotros no es lo primero. Y siento deciros que sí, que a lo mejor nos faltan estudiantes universitarios. Pero os aseguro que nos sobran toneladas y toneladas y toneladas de vergüenza y de dignidad.