Foto: Luis Felipe Vélez, líder de Atera Hace unos días, Celsia y Brookfield anunciaron oficialmente la creación de Atera, su nueva compañía dedicada a ofrecer soluciones de eficiencia energética integrales para industrias y empresas que, más allá de centrarse solo en Colombia o los países centroamericanos donde ya opera Celsia, apunta a una fuerte expansión regional.Así, con una inversión proyectada de US$500 millones a 2030, presencia inicial en Colombia, Panamá y Honduras, y una ambiciosa expansión hacia México, Ecuador y Perú, Atera nace con un objetivo claro: ser el socio estratégico de las empresas que quieren descarbonizar sus operaciones sin perder foco en su negocio principal.Luis Felipe Vélez, líder de la compañía, habló con Valora Analitik sobre cómo este nuevo actor regional se diferencia en un mercado cada vez más competido, qué papel jugarán las soluciones Energy as a Service (EaaS) en la transición industrial, y cómo la combinación de la experiencia técnica de Celsia con la red global y capacidad financiera de Brookfield puede convertir a Atera en el referente latinoamericano de la eficiencia energética inteligente.Destacado: Celsia proyecta duplicar su valor en cinco años: expansión con Brookfield y nuevos países estratégicos para inversionesCelsia se une a Brookfield, poderoso fondo de inversión, para crear Atera, nueva empresa de eficiencia energética. Imagen: cortesía CelsiaAtera nace con un portafolio sólido y un modelo Energy as a Service (EaaS), pero en un mercado donde muchas compañías están ofreciendo soluciones similares ¿Qué los diferencia frente a otros jugadores del sector y cómo planean posicionarse como líderes regionales?Atera es el resultado de 10 años de desarrollo desde Celsia, con soluciones pensando en el cliente. Antes era una unidad de negocio dentro de Celsia que pensaba en ayudarle al cliente final a optimizar sus recursos energéticos.Durante 10 años, en Celsia desarrollamos talento, conocimiento, portafolio y, sobre todo, una base de clientes y de proyectos concretos, por lo que llegó un momento donde había que pensar cuál se era el siguiente paso, entendiendo que el mercado lo estaba pidiendo.Ahí es donde Celsia decide buscar un socio que pudiera apoyar en recursos económicos, conocimiento y en una nueva forma de hacer los negocios, principalmente fuera del país. Pero no porque la compañía no pudiera hacerlo, sino que la demanda de los proyectos ya estaba tan grande que el recurso necesario para poder cumplir a los clientes con lo que estaban esperando era muy significativo, y Celsia tiene mucho frente de inversión.Ante esa necesidad, Brookfield fue el primer fondo que se contactó y se interesó inmediatamente, principalmente por dos motivos: el primero porque es del sector energético e impulsa la transición energética, y segundo porque tiene un impacto directo en la reducción de la huella de carbono.Fue un proceso de un año para entender la compañía, los clientes, países, soluciones, para que en agosto de este año se hiciera un primer cierre de la transacción que se maduró la semana pasada, creando Atera como socio de Celsia, con una visión muy clara y es seguir aportando a la transición energética industrial, pero ya no solamente en Colombia y en Honduras que era donde estábamos en una amplitud mayor, pues entra a la ecuación México, en donde ya tenemos proyectos asignados; Ecuador, a donde estamos participando por licitaciones y Perú, donde también tenemos proyectos. Han anunciado una inversión superior a los US$500 millones a 2030 ¿Cómo se estructurará ese plan de inversión?La meta que tenemos es invertir esos US$500 millones en proyectos de transición energética y eficiencia energética industrial. El producto que va siempre adelante es la autogeneración, la generación distribuida, energía solar es muy importante, aunque también tenemos soluciones de biomasa y otras tecnologías para que los empresarios puedan producir su propia energía.Posteriormente entramos a las soluciones al interior de los sistemas productivos, donde una vez identificamos cuál es la oportunidad de optimización energética, les montamos el proyecto específico para eso.De ejemplo tenemos la industria del vidrio con Peldar, proyectos en toda Latinoamérica desde México hasta Perú para una reconversión industrial de procesos de aire comprimido, que es la segunda fuente de consumo energético de la industria del vidrio.Lo que hacemos ahí es optimizar hasta 30 % de consumo energético y de impacto en la huella de carbón.También, en la industria de gaseosas en Colombia con Postobón estamos comenzando a trabajar el proyecto de bombas de calor para todo el cambio del sistema de pasteurización, lo que implica dejar de hacer pasteurización con gas, para estar con un sistema de bomba de calor, en donde se puede lograr de un 35 % a un 40 % de optimización energética, ya que es eléctrico y se combina con la autogeneración solar.Brookfield aporta músculo financiero y alcance global, mientras Celsia transfiere conocimiento técnico y clientes ¿Cómo se traduce esa combinación en ventajas operativas concretas para Atera y cómo se gestionará la independencia estratégica frente a sus dos socios?Atera es una empresa independiente, pero Celsia es un socio que sigue aportando todo su conocimiento y experiencia en los mercados eléctricos que maneja. Brookfield también tiene unos aportes muy importantes, porque en sus inversiones en el mundo, muchas de ellas están en el sector eléctrico.Ellos participan en inversiones en empresas, similares o con algunas soluciones que pueden adoptarse por Atera y fuera de eso tienen el conocimiento global. Lo que se traduce como un ‘gana a gana:’ Celsia aportando toda la experiencia robustece conocimiento y Brookfield le aporta toda su red internacional de empresas y de conocimiento de mercados internacionales.¿Qué países serán prioridad en la siguiente etapa de expansión y qué tipo de industrias están viendo con mayor potencial para implementar sus soluciones integrales de eficiencia y descarbonización?La gran oportunidad en el sector energético es que la demanda está creciendo más rápido que la oferta. Si bien es cierto en Colombia tenemos unas condiciones muy particulares por la falta de proyectos en los últimos dos años, esa situación se puede repetir en casi todo el mundo.De ejemplo tenemos a Ecuador con problemas de suministro de energía con suspensiones de hasta de 14 horas al día en algunas regiones del país. Ahí es donde empiezan a tomar fuerza las soluciones que pueda hacer cada industria por autoabastecerse de energía. Y los países, cuando entienden que es una situación inviable para su industria, comienzan a flexibilizarse abrir la regulación.Por su parte, México tenía unas limitaciones de autogeneración con unos topes máximos y ya los ampliaron hasta 20 MW, lo que le permite a la industria autoabastecerse. Mientras que, en Ecuador, el gobierno acaba de decirle a los empresarios que la matriz no se va a modernizar en dos años.Frente a esos escenarios, todas las empresas comienzan a interesarse en montar sus propios sistemas de generación. Por eso Atera toma valor, pues está preparado y ya tiene las soluciones y el portafolio para atender a la industria en esa necesidad específica, empezando con 500 clientes.Hablan también de ahorros acumulados por US$33 millones ¿Cuál es la meta de impacto ambiental que Atera se propone alcanzar a 2030 y cómo van a medir el éxito más allá de las cifras financieras?Cuando combinamos los sistemas de autogeneración, las soluciones al interior de las industrias en los sistemas que les hacemos el recambio industrial logramos un 30 % de optimización de carbono. La meta es seguir creciendo la posibilidad de autogeneración, por eso las baterías tienen un impacto directo, pues nos están permitiendo tener soluciones más robustas.Un ejemplo es Cementos Argos en Honduras, con una planta donde el 65 % de su energía eléctrica va a ser autogenerada con un sistema solar más un sistema de baterías, lo que da cuenta del impacto operacional y ambiental que se puede generar.¿Analizan también futuras fuentes como energía nuclear, la cual es sostenible?En el largo plazo la energía nuclear va a ser una realidad, y de hecho en el mundo hay desarrollos muy importantes, pero a gran escala.Hoy en día es un privilegio de los gobiernos por los tamaños que se necesitan, pero hay empresas en el mundo que están trabajando en los micro reactores nucleares, y se estima que más o menos en cinco años podrían estar a un nivel comercial, pero con precios muy elevados, por lo cual no son un objetivo inmediato para Atera.—