Aunque existe una «norma clásica» de postura al volante, la mayoría de los conductores y pasajeros no colocan correctamente sus asientos, aumentando el riesgo de sufrir lesiones o reaccionar tarde ante un imprevisto. La clave no es la comodidad absoluta, sino una ergonomía que garantice la seguridad y el acceso inmediato a los mandos del vehículo. La Dirección General de Tráfico (DGT), a través de la Confederación Nacional de Autoescuelas CNAE, insiste en que una posición correcta en el asiento del coche es tan fundamental como el cinturón de seguridad. Una postura incorrecta puede fatigar prematuramente al conductor, pero, lo que es más grave, le impide reaccionar de forma rápida y efectiva en una situación de emergencia, ya que el cuerpo no llega bien a los pedales o no puede girar el volante con soltura. Para establecer una posición segura y ergonómica, es esencial seguir un orden de ajuste que optimice la interacción del cuerpo con el vehículo. El primer paso es asegurar que las piernas quedan ligeramente flexionadas incluso al pisar el embrague o el freno a fondo, garantizando así la capacidad de reacción. Además, se recomienda inclinar ligeramente hacia arriba la banqueta inferior del asiento. Este gesto sencillo facilita los movimientos de los pies y, fundamentalmente, ayuda a evitar que la parte inferior del cuerpo se desplace hacia delante en caso de colisión. La posición clásica de apoyar las muñecas en la parte alta del volante sin despegar la espalda sigue siendo la regla de oro para la distancia. Una vez establecida, la inclinación del respaldo debe ser de 25º aproximadamente con respecto a la vertical del cuerpo. Es un error habitual colocarlo en un ángulo recto (90º), pues esto elimina el apoyo completo de la espalda y permite que el ocupante se mueva lateralmente con facilidad en un impacto. Al volante, la postura correcta de las manos, imaginando un reloj, es en las «diez y diez». Los brazos deben quedar suficientemente flexionados para conducir con comodidad y maniobrar sin cruzar los brazos. El cinturón de seguridad debe ser ajustado con precisión: la banda abdominal debe quedar pegada a la cadera (espinas ilíacas), y la banda transversal debe tocar el hombro, pero alejada de la zona del cuello para evitar posibles estrangulamientos en caso de colisión. El reposacabezas no es un elemento de confort, sino de seguridad activa crucial para prevenir el latigazo cervical. Debe regularse de manera que la parte resistente coincida con el centro de gravedad de la cabeza (a la altura de los ojos). Colocarlo más bajo puede agravar las lesiones en colisiones por alcance. Finalmente, y antes de arrancar, se deben regular todos los retrovisores en terreno llano. El retrovisor interior debe centrarse con la luna trasera sin obligar al conductor a mover la cabeza, mientras que los laterales deben permitir una visión completa de los carriles adyacentes.