El veterano cantante estadounidense Lionel Richie , que ha terminado una larga gira mundial que este verano lo ha traído a España, acaba de publicar sus memorias con el título 'Truly' , que hace homenaje a una de sus canciones más famosas. En él cuenta todo lo que tiene que ver con su vida y obra, pero también deja espacio para incluir jugosas anécdotas sobre otros artistas que estuvieron cerca de él en sus días de gloria. De todas ellas, la que se lleva la palma es la dedicada a Michael Jackson , a quien conoció por primera vez en 1971 cuando su banda, The Commodores, fue telonera de The Jackson 5 en su gira. En aquel momento Richie tenía 22 años y Jackson 12 años de The Jackson 5, pero en la siguiente década se hicieron muy amigos y en 1985 escribieron juntos la canción 'We Are the World', que vendió más de 20 millones de copias para recaudar fondos para las víctimas de la hambruna en Etiopía. La primera vez que Richie fue a casa de Jackson, le pareció que su vida hogareña era «excéntrica y muy caótica», y siempre le veía vistiendo ropa muy desgastada. «Era como un profesor distraído, pero que en realidad era aún un niño», escribe en su autobiografía. «Su falta de higiene se debía en parte a su enorme fama, ya que no podía ir a una tienda a comprar cosas sin correr el riesgo de ser acosado por sus fans. Además, cuando llevaba la ropa a la tintorería, a menudo no se la devolvían y se la quedaban como souvenir con algo como recuerdo. Por es él simplemente adquirió la costumbre de llevar los mismos pantalones hasta que ya no se podían usar». Entonces le comentó sus impresiones a Quincy Jones , productor de Jackson y encargado de grabar el single solidario, y entre bromas surgió el apodo que utilizarían en privado para referirse a él: «Smelly Jackson» («Maloliente Jackson») . Cuando se lo dijeron al propio Michael en tono jocoso, «él también se reía», asegura Richie, «al darse cuenta de que no se había cambiado ni lavado la ropa en un par de días... Todos tenemos nuestras manías». A lo largo de las páginas de 'Truly' que Richie dedica al Rey del Pop, también cuenta que «cada vez que Michael venía a visitarme, llevaba cualquier cosa: vaqueros y camiseta. Y los vaqueros o bien se le caían o bien eran demasiado cortos para ser vaqueros y, bueno, olían mal . Cuando estaba de gira actuaba con los elaborados trajes que le habían confeccionado sus estilistas, cuando estaba en el estudio, se vestía con sus pantalones de pijama y zapatillas, o llevaba su ropa de salir. Y cuando estaba en casa, se ponía algo holgado y cómodo para poder practicar sus pasos de baile y jugar con su colección de mascotas». En una ocasión, cuenta Richie, «lo llevé a casa, por sus callejuelas, y se mostró amable y agradecido. En cuanto entré en mi casa, pasé por el salón y vi que en la alfombra había un par de calzoncillos de Michael Jackson y sus viejos vaqueros raídos. Ahí tirados, como animales atropellados. ¿Qué podía hacer sino reírme? Era la señala de que Michael Jackson había estado allí». Richie también habla en sus memorias sobre las batallas de Jackson con sus demonios interiores : «Le vi luchar. Antes de entrar en el mundo de la fama, al menos tenía a mis amigos del colegio y la universidad. Tenía algunas experiencias. Tenía la oportunidad de ir a ver un partido de fútbol. Sabía lo que era una cita. Me habían rechazado. Él se perdió todo eso. Se lo perdió todo. Yo estaba allí con él cuando iba al estudio todos los días después del colegio y llegaba como una máquina a las tres de la tarde y se quedaba allí hasta las seis. Imagínate a un chico así y lo único que oyes es: «¡Cuidado, que vienen las chicas! ¡No puedes confiar en ella, no puedes confiar en ellas!». Yo vi todo eso». En una entrevista con The Guardian acerca de su libro, Richie también afirma que mucha gente le «robaba» a Jackson de una forma u otra, y que no pudo hacer nada para ayudarle: «Cuando estás en guerra y estás esquivando balas, es difícil dar consejos al soldado que tienes al lado. Los mismos sinvergüenzas que intentaban aprovecharse de él venían a aprovecharse de mí».