El concreto ha sido durante siglos un protagonista silencioso en la construcción de nuestras ciudades. Desde los acueductos romanos hasta los rascacielos modernos, su presencia ha sido constante, aunque pasiva. Pero una nueva investigación del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) propone un giro radical: convertir este material tradicional en un almacenador de energía.El equipo del MIT ha desarrollado un nuevo tipo de concreto llamado ec3, pronunciado «e-c-cubed». Este material combina cemento, agua, negro de carbono ultra fino y electrólitos, formando una red conductora interna que permite almacenar y liberar electricidad. La idea es que muros, puentes o aceras no solo sirvan como estructuras, sino que también funcionen como supercondensadores.Más energía en menos volumenEn sus primeras versiones, el ec3 necesitaba alrededor de 45 metros cúbicos para cubrir el consumo diario de una vivienda promedio. Pero con los nuevos avances en el diseño del material y en la selección de electrólitos, esa cifra se ha reducido drásticamente: ahora se puede lograr el mismo resultado con solo 5 metros cúbicos, el equivalente al volumen de una pared de sótano.Este aumento en la densidad energética fue posible gracias a una comprensión más profunda de cómo funciona la red interna del ec3. Utilizando una técnica llamada tomografía FIB-SEM, los investigadores lograron visualizar esta red a nivel nanométrico. Descubrieron que el negro de carbono forma una estructura fractal, parecida a una telaraña, que envuelve los poros del concreto, facilitando la circulación de los electrólitos y la conducción de corriente.Nuevos electrólitos y procesos de fabricaciónUna de las claves de esta mejora fue la elección adecuada de electrólitos. En lugar de utilizar un solo tipo, el equipo exploró una gama amplia, incluyendo agua de mar, lo que abre posibilidades para su uso en zonas costeras o plataformas marinas. Pero los resultados más prometedores llegaron con electrólitos orgánicos, como los que combinan sales de amonio cuaternario y acetonitrilo, un líquido claro y conductor utilizado en la industria.Otro cambio importante fue la forma de integrar estos componentes. En lugar de curar los electrodos y sumergirlos luego en electrólitos, los investigadores incorporaron el electrólito directamente al agua de mezcla. Esta modificación permitió fabricar electrodos más gruesos, aumentando la capacidad de almacenamiento sin sacrificar otras propiedades del material.Estructuras que generan y monitorean energíaEl ec3 no busca competir directamente con las baterías tradicionales, sino integrarse a la arquitectura como una funcionalidad adicional. A diferencia de las baterías, que requieren componentes tóxicos o difíciles de reciclar, este concreto puede durar tanto como la estructura misma, con menor impacto ambiental y menos necesidad de mantenimiento.Un ejemplo que ilustra este potencial es un arco en miniatura fabricado con ec3. Esta estructura no solo soporta peso, sino que también alimenta una luz LED. Lo curioso es que, al aumentar la carga sobre el arco, la luz parpadea, indicando cambios en la distribución del voltaje. Este fenómeno podría aprovecharse para crear edificios que «sientan» el esfuerzo al que están sometidos, facilitando la monitorización en tiempo real del estado estructural.Aplicaciones urbanas y energéticasEl potencial de ec3 va mucho más allá de las viviendas. En Japón ya se han utilizado losas de acera fabricadas con este material para calentar el pavimento durante el invierno, evitando el uso de sal. En el futuro, podrían desarrollarse plazas de aparcamiento que carguen vehículos eléctricos, carreteras capaces de almacenar energía solar, o viviendas completamente independientes de la red eléctrica.Todo esto es posible porque un metro cúbico de ec3, aproximadamente del tamaño de una nevera, puede almacenar más de 2 kilovatios-hora de energía. Esa cantidad es suficiente para mantener encendida una nevera durante un día completo. Este tipo de almacenamiento distribuido podría complementar la energía solar o eólica, que dependen de condiciones ambientales cambiantes.Un puente entre la ciencia antigua y la modernaEl desarrollo del ec3 también tiene una dimensión simbólica. Así como los romanos usaban su conocimiento del concreto para construir monumentos duraderos, los investigadores de hoy buscan fusionar esa tradición con los avances de la nanotecnología. La visión de estructuras que no solo sostienen, sino que también almacenan energía y se autodiagnostican, es un paso hacia una infraestructura más inteligente y sostenible.Este nuevo tipo de concreto no reemplazará a los sistemas energéticos actuales de un día para otro. Pero su versatilidad, durabilidad y bajo impacto ambiental lo convierten en una pieza clave para futuras soluciones urbanas. Como lo explican desde el MIT, la idea no es reinventar la construcción desde cero, sino mejorar lo que ya usamos a diario, dotándolo de nuevas capacidades que antes parecían propias de la ciencia ficción.La noticia El concreto que almacena energía: así funciona el nuevo material multifuncional ec3 fue publicada originalmente en Wwwhatsnew.com por Natalia Polo.