La alta participación en la concentración arropa a decenas de mujeres afectadas presentes y se convierte en una ola de indignación por un caso que se considera símbolo del deterioro de la sanidad públicaEl Gobierno andaluz se da otros dos meses de plazo para revisar a las 2.000 mujeres con posible cáncer de mama En una concentración con mucha más afluencia de la esperada teniendo en cuenta lo improvisado de la convocatoria, miles de personas se han convocado este miércoles en la céntrica avenida de la Constitución, en el corazón histórico de Sevilla, para protestar por el fallo en la comunicación de resultados de mamografías en al menos 2.000 mujeres. El acto ha servido de reivindicación de la sanidad pública, para cargar en contra de cómo el Gobierno andaluz ha gestionado este caso y, sobre todo, se ha transformado en una enorme ola de solidaridad con las numerosas mujeres afectadas que se han dado cita. Con el lema Nuestra vida no puede esperar, la concentración ha repetido un mensaje de manera constante: “No estáis solas”. En un ambiente que se ha movido entre lo emotivo y lo reivindicativo, las afectadas han confesado que “ya no nos fiamos” y se han presentado como “víctimas de la privatización de la sanidad pública y de los recortes”. “Pedimos hechos y depurar responsabilidades”, se ha reclamado, poniendo como prueba de la mala situación que “el oncólogo sólo nos puede ver siete minutos, están machacados”. “Los tenéis machacados a todos y a nosotras también”, se le ha reprochado a la Junta de Andalucía. Con gritos de “Moreno Bonilla, fuera de Sevilla” y las peticiones de dimisión tanto del propio presidente como de la consejera de Salud, Rocío Hernández –que minutos después ha sido fulminada–, los convocados frente a la sede del Servicio Andaluz de Salud han recibido el respaldo de sindicatos (CCOO, CSIF o UGT), partidos políticos (PSOE, Por Andalucía, Adelante Andalucía...) y organizaciones como Facua o la Marea Blanca sanitaria. En el centro, arropada por la multitud, la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama (Amama), que fue la que destapó los problemas en el programa de cribado del cáncer de mama. Cientos de personas protestan en Sevilla por el escándalo de los cribados de cáncer de mama Los manifestantes han ocupado de extremo a extremo todo el enorme frontal de la Catedral hispalense, con una muestra de indignación que hasta la fecha no se había conseguido ni en las recurrentes protestas que organizan las Mareas Blancas. Aunque no la más numerosa, sí ha sido la manifestación más contundente en contra de la gestión de Juan Manuel Moreno desde que que accedió a la presidencia en 2019. El deterioro de la sanidad pública en Andalucía ha sido uno de los argumentos políticos recurrentes de los partidos de izquierda en su oposición a Juan Manuel Moreno, pero pese al hartazgo ciudadano por algo tan primario como conseguir cita con el médico de cabecera, lo cierto es que no ha logrado capitalizar (ni rentabilizar) este malestar. Pero esta protesta sí ha conseguido galvanizar el problema hasta convertirlo en indignación. “En las urnas se tiene que notar” “No es un fallo o un error, es una absoluta negligencia”, han denunciado las afectadas, que fueron despedidas entre aplausos por una multitud que le hizo un pasillo de honor. “Están quebrando el sistema público de salud y nos van a tener enfrente”, se ha subrayado, así commo que en el centro de esta polémica “está la vida de las mujeres, no la cuenta de resultados de una empresa”. Las palabras que repetía la megafonía han sido resopndidas con proclamas como “sanidad pública”, “Bonilla recortando nos está matando” o “no queremos, no nos interesa, una sanidad al servicio de la empresa”. También se han oído consignas como “no son casos, somos vidas” o incluso “en las urnas se tiene que notar”, toda una declaración de intenciones inédita hasta la fecha. La crisis provocada por el retraso en el diagnóstico a 2.000 mujeres con sospecha de padecer cáncer de mama está suponiendo un antes y un después, como demuestra que le ha dado la vuelta a la agenda política andaluza –ahora sólo se habla de esto– y que ya ha se ha trasladado a la calle. Y con más fuerza de la que podía esperarse, porque estas mujeres han venido a poner cara al problema, a simbolizar un innegable malestar ciudadano que hasta ahora no se ha plasmado en una crítica contundente al Ejecutivo andaluz. El propio Gobierno andaluz ha reconocido este miércoles que estamos ante la crisis “más delicada y complicada” que sufre desde que Moreno es presidente, lo que horas después se traducía en el adiós de la consejera de Salud. El calibre del escándalo generado (y de la consiguiente alarma social) ya le había llevado a garantizar que se iban a “depurar responsabilidades”, además de poner en marcha un plan de choque que, eso sí, se da todavía hasta diciembre para revisar a todas las afectadas. Al margen de que la deriva política ya ha llevado a la oposición de izquierdas a solicitar una comisión de investigación en el Parlamento, desde la propia Amama se baraja la presentación de una demanda colectiva por los posibles delitos de “lesiones por imprudencia”, “dejación de atención sanitaria” e incluso “homicidio imprudente”. En paralelo, el Defensor del Paciente, IU y Adelante Andalucía ya se han ido ante la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) para presentar sus propias denuncias.