NASA y SpaceX se alían para anticipar el clima espacial

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El clima espacial ya no es solo un tema para científicos y astronautas. Sus efectos alcanzan nuestra vida cotidiana: desde una pérdida de señal GPS hasta una interrupción en el suministro eléctrico, estos fenómenos invisibles generados por el Sol pueden alterar la infraestructura tecnológica global. En este contexto, NASA, SpaceX y la NOAA han unido fuerzas en una misión que promete marcar un antes y un después en la manera en que entendemos y predecimos estos eventos.El 24 de septiembre de 2025, un cohete Falcon 9 de SpaceX despegó con tres instrumentos a bordo, cada uno con un rol crucial en la vigilancia del entorno espacial que rodea la Tierra. Este lanzamiento representa el inicio de un ambicioso proyecto de investigación que busca dotarnos de herramientas para anticipar y mitigar los efectos del clima espacial.Comprendiendo los efectos del Sol en la TierraEl Sol no solo brinda luz y calor. También emite vientos solares, llamaradas y partículas cargadas que, cuando interactúan con la atmósfera y el campo magnético terrestre, pueden provocar consecuencias disruptivas. Por ejemplo, las tormentas solares intensas son capaces de sobrecargar redes eléctricas o alterar las rutas de los satélites.Así como consultamos el pronóstico del tiempo para decidir si llevamos paraguas, los expertos quieren que un día sea igual de habitual consultar las condiciones del clima espacial. Pero para eso, es fundamental conocer mejor los límites y componentes del sistema solar más allá de nuestra atmósfera. Ahí es donde entran en juego los tres vehículos enviados en esta misión.IMAP: el centinela en los bordes del sistema solarUno de los instrumentos más destacados es el Interstellar Mapping and Acceleration Probe (IMAP). Este aparato se encargará de estudiar la heliosfera, una especie de burbuja protectora creada por el viento solar que rodea nuestro sistema solar. Funciona como un escudo natural que bloquea buena parte de los rayos cósmicos galácticos, partículas de altísima energía que podrían dañar tanto a humanos como a sistemas electrónicos si llegaran en mayor cantidad.IMAP analizará cómo esta frontera actúa como defensa y cómo varía su comportamiento. Recolectará datos sobre partículas energéticas y vientos solares para entender mejor los límites de esta burbuja. Liderado por David McComas de la Universidad de Princeton, el proyecto involucra a 27 organizaciones científicas de todo el mundo.Carruthers Geocorona Observatory: explorando la atmósfera extremaEl segundo componente de esta misión es el Carruthers Geocorona Observatory, una sonda diseñada para estudiar la geocorona, la capa más externa de la atmósfera terrestre. Aunque parezca un lugar lejano y poco relevante, esta región es crucial para comprender cómo las tormentas solares afectan a nuestro planeta.La misión busca registrar variaciones en la geocorona y observar cómo reacciona ante las emisiones solares intensas. Esta información permitirá establecer mejores modelos sobre cómo los cambios en la atmósfera superior pueden repercutir en satélites, telecomunicaciones y sistemas de navegación. Lara Waldrop, de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, lidera este estudio con el apoyo de investigadores del Laboratorio de Ciencias Espaciales de la Universidad de California en Berkeley.SWFO-L1: la torre de control del clima espacialEl tercer instrumento, el Space Weather Follow-On Lagrange 1 (SWFO-L1), estará a cargo de la NOAA y actuará como una estación meteorológica espacial. Desde un punto de observación especial conocido como Lagrange 1, este aparato vigilará el Sol en tiempo real para detectar cualquier signo de actividad peligrosa.La ventaja de su ubicación es que puede dar un aviso temprano si una tormenta solar se dirige a la Tierra, funcionando como una especie de radar que alerta con antelación suficiente como para proteger satélites, estaciones espaciales o redes eléctricas. En palabras simples, se trata de poner un “vigía solar” que permita tomar decisiones rápidas y prevenir daños mayores.Un paso esencial hacia la exploración humana del espacioMás allá de proteger la infraestructura terrestre, esta misión también se alinea con los planes a largo plazo de la NASA para enviar humanos a la Luna y Marte. Comprender cómo se comporta el clima espacial no solo es clave para la vida en la Tierra, sino también para la supervivencia de los astronautas que pasarán largos períodos fuera de la protección de la atmósfera.Como explicó la Dra. Nicola Fox, administradora asociada de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA, estos avances proporcionan una especie de manual de supervivencia interplanetario. Cada descubrimiento, cada nuevo dato, contribuye a garantizar una presencia humana segura y sostenida más allá de nuestro planeta.Un esfuerzo global y colaborativoEste proyecto no solo representa un logro tecnológico, sino también un ejemplo de cooperación internacional. Con la participación de universidades, agencias y centros de investigación de diferentes países, la misión refleja el interés compartido por anticiparse a fenómenos que pueden afectar a todos por igual, sin importar fronteras.Las tres sondas ya están en camino hacia sus respectivos destinos y se espera que estén completamente operativas en enero de 2026. En conjunto, forman un sistema de monitoreo que mejorará nuestra capacidad de respuesta ante eventos solares, aumentando la seguridad tanto en la Tierra como en futuras misiones espaciales.La noticia NASA y SpaceX se alían para anticipar el clima espacial fue publicada originalmente en Wwwhatsnew.com por Natalia Polo.