No había sonado ni medio acorde cuando Patti Smith (Chicago, 1946) asomó su larga melena plateada en el Teatro Real de Madrid y el auditorio se vino abajo. Todos en pie en una ovación de casi un minuto. Seguro que cuando se subió a aquel escenario de la iglesia de St. Mark por primera vez, en 1971, ni se le pasó por la cabeza que algún día actuaría en un santuario de la ópera como este. Ayer, sin embargo, llenó hasta el último palco. Aquella primera vez en Manhattan fue un escándalo, pues nadie se había atrevido a recitar acompañado de una guitarra eléctrica –y menos una mujer– en un templo de la poesía clásica como ese. Aquella tarde Smith abrió su recital con el famoso primer verso de 'Gloria', «Jesús murió por los pecados de alguien, pero no por los míos». También anoche. En el Real sonaron en perfecto orden los temas de 'Horses', el célebre álbum de debut al que Smith rendía homenaje en el cincuenta aniversario de su publicación. Un concierto especial que solo ofrecerá en otras seis ciudades europeas y que transcurrió durante casi dos horas con el viento a favor. Patti había ganado el partido antes de salir a jugarlo. Con el reggae de 'Redondo Beach' y esa relación lésbica de trágico final, puso a bailar al Real; con esa mezcla de punk y free jazz de 'Birdland', arrancó las palmas de todos, y con 'Free Money', entre la ternura y la desesperación de una madre que lucha por liberarse de la pobreza, confirmó que tenía al público en el bolsillo. Incluso a 70 euros la butaca más barata y sin visibilidad y 225 la más cara. ¿Alguien dijo CBGB? Al igual que en St. Mark, ahí estaba ayer Lenny Kaye, a su derecha, haciendo sonar la guitarra «como un accidente de coche», tal y como le pidió la joven Patti cuando lo reclutó para aquel primer concierto. A su izquierda, con otra guitarra, su hijo, Jackson Smith. «Ahora tenéis que cambiar el vinilo a la cara b», comentó mientras manipulaba un tocadiscos imaginario, en referencia a 'Horses'. 'Land: Horses / Land of a Thousand Dances / La Mer(de)', con la protagonista arengando a las masas a base de gritos cual misa de gospel, se cerró el homenaje a este disco que cambió la vida de varias generaciones y de bandas como R.E.M., Radiohead, Nirvana o Pearl Jam, por citar algunas. . Antes del descanso, un seguidor se escapó al escenario a regalarle un ramo de flores. Kaye y los suyos entretuvieron al respetable durante unos minutos con versiones como 'Marquee Moon', de Televisión, y Smith regresó com su clásico chaleco negro y palabras de agradecimiento para Gay Mercader, el promotor que la trajo por primera vez a España en 1976 y que ahora vive felizmente retirado en una masía perdida en los bosques de gerona, pero que ayer vino a la capital para saludar una vez más a su vieja amiga. Interpretó éxitos de otros discos, como 'Dancing Barefoot' y 'Ghost Dance'. Tuvo un recuerdo para Palestina con 'Peaceable Kingdom' y otro para «el mejor novio del mundo», su fallecido marido Fred 'Sonic' Smith, con 'Because The Night'. El concierto se precipitó hacia el final con toda la audiencia de pie, gritando como en un partido de fútbol: «¡Oeeee, oeeee!». Y la esperada apoteosis final de 'People Have The Power', el himno que escribió para recordarle al mundo que «la gente tiene el poder para redimir la obra de los necios». Seguro que a la incorruptible madrina del punk tampoco se le pasó por la cabeza en aquellas primeras actuaciones en el CBGB, en marzo de 1975, que hoy estaría dando un concierto para Inditex como el que ofrecerá está noche en La Coruña y que ella no ha anunciado. Un privilegio para 200 aficionados seleccionados por sorteo entre aquellos que se hubieran inscrito en la web del gigante textil. ¿Alguien dijo punk?