Israel impone su salida de Gaza con la "complicidad" europea tras dos años de genocidio e impunidad

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Al menos 67.000 asesinados, 11.800 ataques aéreos, 151 niños muertos por desnutrición y el 95% de los hospitales destruidos. Estos son algunos de los datos del genocidio perpetrado por Israel en Gaza desde el 7 de octubre de 2023. Una masacre que comenzó tras el ataque terrorista de Hamás, que asaltó el territorio israelí matando a 1200 personas. Desde entonces la ofensiva contra Gaza ha sido constante. Sin descanso, el Gobierno de Netanyahu ha bombardeado a la población civil en Gaza ante la pasividad internacional. El mundo asiste, en los últimos días, a las negociaciones que mantiene con Donald Trump en lo que han denominado el 'plan de paz' para Gaza.La localidad egipcia de Sharm el Sheij ha acogido este lunes las primeras conversaciones indirectas entre Israel y Hamás para cerrar la puesta en marcha del acuerdo impulsado por el presidente estadounidense. La cita llega marcada por la presión de Washington y del propio Netanyahu para que el grupo islamista acepte sin reservas el texto revisado y entregue a los rehenes. Este escenario, tras dos años de genocidio, deja, según los expertos, un futuro marcado por la imposición de un "modelo neocolonial" y "sin respuestas" a la cuestión palestina tras más de 77 años de ocupación. Ruth Ferrero, doctora internacional por la Universidad Complutense de Madrid y MPhil en Estudios de Europa del Este (UNED), subraya que para que Hamás deponga las armas "tiene que haber algún tipo de garantía de seguridad que no deje las manos libres a Israel" para seguir ocupando la Franja de Gaza. "Hamás llega muy debilitado a esta negociación, al igual que sus aliados en la región, tras las operaciones israelíes en Irán, Líbano o incluso Catar", precisa.Álvaro de Argüelles, analista de El Orden Mundial y doctorando en Estudios Árabes e Islámicos por la Universidad Autónoma de Madrid, recuerda los antecedentes de Netanyahu en marzo de 2025, cuando decidió romper el acuerdo de alto el fuego pese a que Hamás estaba liberando a los rehenes. "Es un escenario que no se puede descartar porque Netanyahu está sometido a presiones muy fuertes dentro de su gobierno, que no quiere abandonar Gaza a ningún coste", añade.Al igual que el punto 19 del plan de Trump y Netanyahu subraya la posibilidad de crear un Estado palestino, los analistas recuerdan que lo mismo ocurrió en 1998 con los Acuerdos de Oslo, que acabaron fracasando. La Autoridad Palestina, presidida por Yasir Arafat, y el Gobierno israelí de Isaac Rabin acordaron la retirada de las tropas israelíes y el traspaso de competencias en educación, salud o impuestos a los palestinos en Gaza y en parte de Cisjordania. Una iniciativa que fue torpedeada posteriormente por el nuevo Gobierno ultra de Ariel Sharon tras el asesinato de Rabin, primer ministro de Israel.Esa creación condicional del Estado palestino genera, según De Argüelles, un "círculo vicioso" que se repite con este nuevo plan. "El documento establece que hasta que no se cumplan una serie de requisitos no se reconocerá como Estado y tampoco se le entregarían competencias. Eso crea una especie de transición eterna, en la que Palestina no tiene un papel real en la vida política frente a la impunidad de Israel", añade.Tanto Ferrero como De Argüelles coinciden en que la pasividad de las potencias europeas y de los principales gobiernos árabes ha sido clave para sostener la masacre israelí. "La Unión Europea no ha sido tan siquiera capaz de cancelar o suspender el acuerdo comercial con Israel, incluso ante una vulneración flagrante de los derechos humanos", señala Ferrero, que recuerda que el bloque comunitario es "uno de los principales socios comerciales de Israel" y que no ha impuesto sanciones ni medidas de presión reales.De Argüelles va más allá y habla de "complicidad directa". "Alemania ha seguido proveyendo material militar a Israel a lo largo de todo el genocidio, y países que se presentan como críticos, como España o Francia, han mantenido sus vínculos con la industria armamentística israelí hasta el último momento", apunta. A su juicio, Europa "ha decidido pasar página" y aceptar el plan de Trump sin exigir responsabilidades penales por los crímenes cometidos.En el mundo árabe, el acercamiento progresivo a Israel desde los Acuerdos de Abraham de 2020 también ha reducido su margen de maniobra respecto a Gaza. Ferrero advierte que los gobiernos "han cedido a las presiones norteamericanas e israelíes" y se muestran cada vez "más desconectados de sus propias opiniones públicas". Esa fractura se ha hecho visible en las protestas de los últimos días en países como Marruecos o Turquía, donde miles de personas han salido a la calle para exigir el fin de la masacre en Gaza y denunciar la inacción de sus dirigentes. "Los países árabes ya no son los del tiempo de Nasser o Gadafi. Hoy son completamente dependientes de Occidente, tanto financiera como militarmente, y su silencio ante la tragedia palestina es el precio de esa dependencia", resume De Argüelles.Además de la presión internacional, el descontento de la sociedad israelí podría también acelerar el fin de la violencia en la región. No obstante, los datos más recientes de la encuestadora Gallup muestran que la mayoría de los israelíes sigue respaldando la estrategia del Gobierno de Benjamín Netanyahu en Gaza. Un 63% se opone a la solución de los dos Estados. Esta actitud refleja un clima de escepticismo generalizado sobre la posibilidad de alcanzar la paz, ya que solo un 21% de los israelíes cree que sea posible."Se ha intentado trasladar que las manifestaciones en Israel generaban la imagen de que parte de la sociedad era contraria a la guerra. En realidad, lo que las protestas querían era única y exclusivamente la liberación de los rehenes, y solo se cuestionaban los ataques si consideraban que impedían dicha liberación", añade De Argüelles.Las críticas a Netanyahu, más que por su gestión del conflicto, se concentran en sus tres casos de fraude, cohecho y abuso de confianza que lo acercan a los tribunales. Ferrero concluye que es "más probable ver a Netanyahu retirado de la vida política sin problemas o que acabe condenado por sus causas internas antes que por un proceso internacional".