Desde que se prejubiló de su trabajo como administrativa, Encarni (63) dedica el considerable tiempo libre del que dispone a sus hobbies, sobre todo a practicar varios deportes. Viuda y con tres hijos, la madrileña acudió a 'First Dates ' deseando encontrar una persona afín a ella para hacerla feliz, y viceversa, tal y como le explicó a Carlos Sobera . «Me gusta la gente que pueda enseñar cosas, que cuiden el cuerpo y la mente y tenga valores», anotaba en su presentación. La cita de Encarni fue Enrique (62), un jubilado también de Madrid con un claro objetivo en el 'dating show': encontrar a su media naranja. Aunque ya está retirado, el soltero puso en evidencia que conserva su vocación por la abogacía amenazando al presentador con presentar una denuncia si no tenía éxito. «Venimos a buscar el amor. O eso es lo que nos vende Carlos . Si no, le ponemos una demanda…», bromeaba conversando con su cita. «Tenéis que cumplir el contrato», añadía dirigiéndose a Sobera, que le siguió el vacile al comensal pidiéndole que no lo metiera en líos. Pero el máximo responsable del restaurante no tuvo que preocuparse de que Enrique cumpliera con la advertencia, porque la pareja se gustó bastante a primera vista, y además, al conocerse comprobaron que eran plenamente compatibles. «Creo que estamos en la misma onda, en la misma fase y en el mismo momento», declaraba la soltera en los totales. Al final de la velada se atrevieron con el 'Rasca del amor'. Gracias al juego tantearon sus gustos en el terreno sexual, verificando que también en ese sentido pensaban de la misma forma. Ambos constataron que no habían hecho un trío ni estaban dispuestos a ello, ni tampoco tendrían una relación abierta. «¿Pero qué clase de preguntas son esas por favor?», se preguntaba el soltero, entre la diversión y el asombro. «Nosotros sexualmente somos de otra época. Somos muy parecidos, demasiado normales», resolvían. Un baile en el reservado al ritmo de 'Daddy Cool' ponía el broche de oro a la cena antes de la decisión final. A la clásica pregunta de si tendrían una segunda cita, Enrique respondía un rotundo 'sí', alegando que «todo lo que he visto de ella me ha gustado, pero creo que hay todavía mucho más por venir». La compatibilidad entre los dos solteros era tal, que Encarni no necesitó añadir mucho más. Coincidió con él punto por punto hasta en la respuesta de la decisión final.