Hay pocas imágenes capaces de suscitar tanta polarización como la del president de la Generalitat, Salvador Illa, con el expresident Carles Puigdemont, reunidos ayer en Bruselas. Para unos, supone legitimar todo lo que representa Puigdemont como máximo responsable de un proceso político que dividió a Catalunya y la llevó al borde del precipicio. Para otros, los siete años que han pasado justifican un encuentro que debería ser el penúltimo acto de normalización de la vida política catalana a la espera de que el expresident pueda volver a España. Este contraste de percepciones no es fácil de erradicar teniendo en cuenta que las heridas del procés aún no están del todo restañadas. Sin embargo, no sería tan acusado si no estuviera azuzado por la politización del encuentro de Bruselas. El Partido Popular sostiene que la reunión solo se explica por los aprietos que sufre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para aprobar unos nuevos Presupuestos. Una opinión que coincide con la expresada por algún portavoz de Junts per Catalunya. Los socialistas y sus socios de gobierno insisten en un diálogo que, ciertamente, puede ser beneficioso para el país, pero que no puede esconder la realidad de una aritmética parlamentaria muy exigente. Tanto en el Congreso de los Diputados como en el Parlament de Catalunya. De todo hay en la foto de ambos líderes en la delegación de la Generalitat de Catalunya en Bruselas. Un ejercicio de diálogo, que celebramos, y un juego político que necesita más transparencia y debate en ambas cámaras.Seguir leyendo....