El poeta que el campo nunca olvidó vuelve al teatro tras un siglo

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Cuando el dramaturgo Raúl Losánez piensa en el campo, viene a su mente aquel poeta olvidado. Recuerda a gente que recitaba versos de José María Gabriel y Galán (1879-1905) en un pueblo de Extremadura —de donde eran su madre y su padre—: “¡Pero a ver, señor juez: Cuidadito si alguno de esos es capaz de tocar esa cama donde ella se ha muerto […]. Llevároslo todo, todo, menos eso, que esas mantas tienen sudor de su cuerpo […]”. Le fascinaba cómo El embargo, del salmantino, llegaba “de verdad al alma del campesino, del pueblo sin posibilidades, sin estudios”, cuenta Losánez. Seguir leyendo