El cambio drástico del color del agua en los ríos del Ártico es una señal de alarma que preocupa a los científicos que afirman que existen otros cambios que aún no son visibles.Muchos ríos y arroyos de Alaska recientemente se han vuelto de un color naranja brillante.El hallazgo se produjo en el verano de 2019, cuando el ecólogo Patrick Sullivan de la Universidad de Anchorage sobrevoló los valles de la cordillera Brooks situada en el norte de Alaska. Se dirigían a las cabeceras del río Salmon para estudiar el lento avance de los árboles en la tundra como un indicio rápido del cambio climático.En lugar de encontrar un río de aguas cristalinas y frías, el agua del río era turbia y sus orillas estaban teñidas de un color naranja fluorescente, como si fueran aguas residuales. Tomaron muestras del agua aguas abajo del río junto con su equipo, mientras persistía el agua turbia de color mandarina. También pasaron junto a varios osos que parecían estar demacrados. Y se preguntaron si el agua degradada del río estaba afectando a las poblaciones de peces y reduciendo las fuentes de alimento de los osos.Contaminación de las aguasEn las muestras de agua encontraron concentraciones inusualmente altas de hierro y metales pesados como aluminio o cadmio y, en algunas muestras incluso de zinc. Además, pilotos de la zona detectaron el mismo color rojizo en otros ríos de la región, evidenciando que el problema se extendía en un área mucho mayor. Alaskas rivers are turning orange and #climatechange could be the cause.Learn more https://t.co/i5s05t2SpWvia @wef pic.twitter.com/VM3ZVEvIa5— UN Biodiversity (@UNBiodiversity) August 20, 2024Investigadores de todo el mundo han comenzado a documentar cambios similares en cursos de agua que están cercanos al permafrost. Han analizado los niveles de pH del agua anaranjada de los ríos, detectando pH ácido de alrededor 2 o 3. La mayoría de las especies que habitan los ríos, lagos y humedales, no pueden sobrevivir si el agua es demasiado ácida, por debajo de un pH de 5 de forma general.La teoría de los investigadores sobre por qué los ríos del Ártico se están volviendo naranjas genera preocupación por la afectación a la fauna silvestre de la región y la contaminación de las vías fluviales de las que dependen las comunidades de Alaska, pero la inquietud más profunda es el temor al colapso del ecosistema.Los científicos ambientales han podido predecir algunos de los muchos cambios que se producen a medida que el Ártico se calienta, como: el desplazamiento de las áreas de distribución de las especies, el avance de la línea de árboles hacia el norte y la aparición de animales en nuevos hábitats como, por ejemplo, castores y alces. Sin embargo, la oxidación de los ríos ha sorprendido a los científicos.¿Por qué hay metales pesados en el permafrost?Algunas rocas originadas como esquisto y sedimentos en el fondo de un antiguo océano, yacían en el norte de Alaska. La acción bacteriana en estas rocas las transformó en pirita con el paso del tiempo, que es un mineral que contiene hierro y azufre. Estos depósitos de rocas estuvieron atrapados en el permafrost durante milenios, protegidos de la acción del aire y del agua. A medida que la tierra congelada se va calentando, está dejando expuesta la roca madre e iniciando el proceso destructivo de la misma, que libera ácido sulfúrico y oxida el hierro, dando lugar a una mezcla tóxica anaranjada que es transportada por el agua de los ríos. Artículo relacionadoLos ríos atmosféricos, el calentamiento del Ártico y los impactos en la capa de hielo de GroenlandiaInvestigadores de la Universidad de California, detectaron un gran parecido entre este proceso de oxidación y el drenaje ácido de rocas que es habitual cerca de las minas. Éste se produce cuando las rocas que contienen minerales de sulfuro quedan expuestas al oxígeno y al agua, y generan un ácido que lixivia metales pesados. La diferencia es que cuando esto ocurre en una mina, la contaminación se concentra en un lugar de la misma donde pueda ser contenida, controlada o monitoreada.¿Cuál es el estado actual?En 2023, Sullivan regresó a la cordillera Brooks con un amplio equipo de campo y vieron cómo la ribera del río prácticamente goteaba hierro. Los análisis del agua contaminada revelaron que la cantidad de metales disueltos en el río Salmon era similar a la de las aguas residuales industriales.Un cambio alarmante en las vías fluviales del Ártico se está produciendo, donde más de 75 ríos de la cordillera Brooks se han vuelto anaranjados, y las concentraciones de metales en el río Salmon han alcanzado niveles tóxicos para la vida acuática.Artículo relacionadoMomento histórico: más de 1,2 millones de años de historia climática de la Tierra en un núcleo de hielo antárticoTambién identificaron más de 500 filtraciones ácidas en la tundra, donde los minerales se filtran hacia los humedales y esto puede reducir el pH del agua, aumentar la toxicidad y alterar los microbiomas, interrumpiendo no sólo el crecimiento sino la supervivencia de peces y otros animales invertebrados. Esto podría explicar el reciente desplome de la población de salmón chum en la zona.No es solo un problema de Alaska: en el oeste de Canadá al otro lado de la cordillera Brooks, los investigadores han documentado concentraciones de metales similares, también en zonas de permafrost de Colorado, estanques de montaña de los Alpes y aguas abajo de los glaciares que se están derritiendo en Perú.A medida que el cambio climático acelera los ciclos de congelación y deshielo, puede llegar a desencadenarse un ciclo de retroalimentación que aumente todavía más la acidez de los ríos. Los investigadores sospechan que procesos similares pueden estar ocurriendo en otros lugares del mundo, aunque se desconoce su alcance global. Referencia de la noticiaP.F. Sullivan, R.J. Dial, D.J. Cooper, C. Diamond, C.J. Tino, D.D. Gregory, R.E. Wong, & T.W. Lyons, Wild, scenic, and toxic: Recent degradation of an iconic Arctic watershed with permafrost thaw, Proc. Natl. Acad. Sci. U.S.A. 122 (37) e2425644122.