Los 74 litros por metro cuadrado caídos este sábado en Córdoba por el paso de la borrasca Claudia dejaron imágenes preocupantes pero también inéditas. Como suele ocurrir cuando se produce un alta acumulación de precipitaciones en poco espacio de tiempo, la Mezquita-Catedral y el Patio de los Naranjos se convierten en un espectáculo visual gracias a los canales y gárgolas de las cubiertas del monumento Patrimonio de la Humanidad. Este sistema de expulsión de aguas fue concebido para solucionar problemas derivados de borrascas como la que está afectando a la ciudad durante estos días, que aunque sean ocasionales, podrían causar daños significativos al edificio a largo plazo. Consta de una red de canales, ubicados de manera estratégica en las cubiertas, que recogen y dirigen el agua hacia salidas específicas a través de gárgolas, evitando que se acumule y deteriore el edificio. Las cubiertas inclinadas y los canalones llevan las aguas hacia conductos que desembocan en desagües que dan a la calle. Este mecanismo se basa únicamente en principios físicos simples como la gravedad y la inclinación estratégica de las cubiertas. No requiere mantenimiento sofisticado ni actualizaciones tecnológicas, minimizando además las alteraciones en la estética del monumento. Y es capaz de dar salida a 'ríos' de agua como los que este sábado volvieron a verse en este emblemático lugar de Córdoba.