Lo que parecía una fantasía de ciencia ficción —montar factorías enteras en órbita— empieza a tomar forma con un módulo inflable que viaja plegado, se despliega en microgravedad y promete transformar la estación Tiangong en un polígono industrial orbital. China no solo quiere fabricar sin gravedad: quiere reescribir cómo se produce todo aquello que la física terrestre no permite.