Nubes y paisajes invernales en la pintura de Ruysdael

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El conocido paisajista holandés Jacob van Ruysdael (c. 1628-1682) dio un gran protagonismo a los cielos y las nubes en sus cuadros. También pintó escenas invernales con la crudeza característica de la Pequeña Edad de Hielo.Escena de invierno con personas y un molino (c. 1670-1675) Jacob van Ruysdael. Cuadro perteneciente a una colección privada.El pintor Jacob van Ruysdael (c. 1628-1682) fue, posiblemente, el más importante paisajista holandés del siglo XVII y los cielos y las nubes son en muchos casos los grandes protagonistas de sus bellas pinturas. Aunque es habitual referirse a este pintor como Ruysdael (escrito también con otras grafías como Ruisdael o Ruisdaal), conviene precisar que su padre -Isaak van Ruysdael (c. 1599-1677)- fue también un pintor de paisajes, lo mismo que su tío, Salomon van Ruysdael (1602-1670). El Ruysdael al que dedicaremos las siguientes líneas será Jacob.No es casualidad que surgiera en esa zona de Europa y en aquella época esta familia de notables paisajistas, lo mismo que alguna otra como los Brueguel. El crecimiento económico que experimentó Holanda en el siglo XVII gracias al comercio marítimo, dio un gran impulso a la burguesía. Los ricos comerciantes comenzaron a demandar obras de arte para sus casas, en particular pinturas, y en ese contexto encontramos a los Ruysdael trabajando a pleno rendimiento.Take a glimpse into the captivating Haarlem skyline of 1650! Jacob Isacksz van Ruisdael beautifully painted his hometown, featuring the St. Bavo Church standing tall over the city. Have you ever had the chance to wander through the charming streets of Haarlem? Discover pic.twitter.com/tGZsw8wWg6— Rijksmuseum (@rijksmuseum) February 6, 2024Jacob van Ruysdael pronto comenzó a interesarse por la pintura y a dedicarse al oficio. En sus paisajes, los cielos ocupan con frecuencia los dos tercios superiores del lienzo, lo que refleja el interés del artista por plasmar lo que acontece en la atmósfera con un gran realismo. En los cielos de Ruysdael encontramos un amplio muestrario de cúmulos. Las nubes aparecen de forma recurrente sobre Haarlem –su ciudad natal, en la que también falleció– y sus alrededores, cuyas vistas pintó reiteradamente desde diferentes emplazamientos y perspectivas. Además, vivió la crudeza invernal durante una etapa particularmente fría de la Pequeña Edad de Hielo (PEH), lo que dejó inmortalizado en su pintura, lo mismo que hicieron otros paisajistas.Grandes cúmulos en los cielos holandesesUno de los mejores ejemplos que nos ha dejado Ruysdael de la “ebullición convectiva” que presenció con frecuencia en los cielos holandeses es su cuadro Una explosión de luz, que pintó en 1660 y que está expuesto en el Museo del Louvre, en París. El título de la obra hace referencia a la blancura cegadora que emana de la parte alta de los cúmulos de gran desarrollo vertical que dominan la escena. En este paisaje el sol queda fuera de los límites de la composición, a la izquierda en una posición baja. Algunas sombras, así como la parte iluminada de la montaña del fondo o de las fachadas de los edificios situados sobre el pequeño promontorio, permiten hacer esa deducción. Una explosión de luz (1660). Jacob van Ruysdael © Museo del Louvre, París.Se trata de una escena de tarde, previa a la puesta de sol. El revoloteo de los pájaros también arroja pistas en ese sentido, siendo a esas horas del día, lo mismo que al amanecer, cuando su actividad es más frenética. A pesar de que las umbrías comienzan a dominar sobre el terreno, la parte central aparece muy iluminada (la explanada de arena y la zona de los bañistas), lo mismo que los topes nubosos, que tras interceptar la luz del sol la reflejan casi en su totalidad.Artículo relacionadoLas pinturas de Venecia de Canaletto y Bellotto como indicador climáticoOtro cuadro notable de nubes de Ruysdael en el que nos detendremos es El molino de Wijk bij Duurstede, que el artista pintó hacia 1670 y que podemos contemplar en el Rijksmuseum, en Ámsterdam. Se trata de un genuino paisaje atmosférico. Fiel a su costumbre, Ruysdael concede al cielo una porción mayoritaria del lienzo (los dos tercios superiores, que indicábamos con anterioridad), lo que acerca al espectador la naturaleza en estado puro, aunque algo exagerada.El molino de Wijk bij Duurstede (c. 1670). Jacob van Ruysdael. © Rijksmuseum, Ámsterdam.Las nubes, de extraordinario realismo, son convulsas y amenazantes, lo que dota a la escena de dramatismo. En este impactante cuadro pintado al óleo, los negros nubarrones contrastan con los huecos por donde se deja entrever el azul celeste. Para conseguir ese cielo, Ruysdael empleó una amplia gama cromática en la que, aparte del azul y el negro, tienen también cabida los tonos verdosos, el ocre, el blanco y diferentes gamas de grises. Las nubes llenan el cuadro y nos sumergen en la escena, que nos muestra la desembocadura del Rin en Wijk bij Duurstede. Aparte del molino, se aprecia también, al fondo, una iglesia, varias pequeñas embarcaciones y un grupo de tres mujeres paseando por un camino a la orilla del río.Los crudos inviernos de la Pequeña Edad de HieloEsa explosión nubosa en los cielos que ejecutó con maestría Ruysdael en muchos de sus pinturas, se combina con estampas invernales, en las que el intenso frío y la nieve no solo transformó el paisaje de los Países Bajos y gran parte del continente europeo durante los largos y rigurosos inviernos que tuvieron lugar durante la PEH, sino que también cambió a la sociedad, que modificó sus hábitos y tuvo que adaptarse a esa nueva realidad climática no exenta de dificultades.Durante la segunda mitad del siglo XVI y la primera del XVII, abundan en la pintura holandesa y flamenca las escenas invernales, lo que coincide con la primera gran pulsación fría de la PEH, ocurrida durante un período de muy baja actividad solar conocido como el "Mínimo de Maunder". Algunas tablas pintadas por Pieter Brueguel el Viejo (c. 1526/1530 -1569) durante los gélidos años de 1565 a 1567, como Los cazadores en la nieve o Paisaje nevado con patinadores y trampa para pájaros, ejercieron una gran influencia en los pintores de paisajes holandeses posteriores.Paisaje invernal (c. 1670). Jacob van Ruysdael © Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, MadridMientras que algunos paisajistas como Hendrick Avercamp (1585-1634), Aert van der Neer (1603-1677) o Jan van Goyen (1596-1656) centran sus escenas en la parte más lúdica del hielo y la nieve, como los juegos y los deportes que practicaba la gente (con frecuencia una multitud), siguiendo la estela de Brueguel, Ruysdael lo que transmite en sus pinturas invernales es la crudeza y las dificultades que conllevaba el tiempo tan inclemente que con frecuencia se daba en aquella época.Artículo relacionadoVentanas meteorológicas en los cuadros de Rubens, Bellini o TintorettoEl Paisaje invernal que acompaña estas líneas, pintado por el artista hacia 1670, ilustra bien lo que señalamos. Todo está nevado y helado, pero la escena es sombría, debido a la presencia de unos oscuros nubarrones que no auguran nada bueno. Un canal congelado cruza en diagonal la parte baja del lienzo y sobre él, junto a un trineo cargado con unos fardos, vemos una persona que se ha caído, lo que llama la atención de algunas de los transeúntes próximos a ella, que acuden al rescate. Las caídas en el hielo y las roturas de huesos y contusiones debían de estar a la orden del día.