'Una estrella fugaz, un amor de verano': Una historia real sobre lo grande que puede ser una vida tan pequeña

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Pep, el hijo de los autores, vivió poco tiempo, pero su paso fugaz bastó para transformar la mirada de quienes lo amaron. El libro comienza con una introducción donde los padres explican que no buscan dar lecciones, sino compartir una experiencia vivida desde el amor y la fe. A través de capítulos breves y entrelazados , ambos reconstruyen la historia de un embarazo complicado, el descubrimiento de una cardiopatía severa y un diagnóstico de síndrome de Down . Lejos de caer en la autocompasión, su relato se sostiene sobre la lucidez de quien se sabe vulnerable y, justo por eso, más humano . La primera ecografía, la conversación con la hermana ginecóloga, el viaje al hospital de Sant Joan de Déu… todo está narrado con la precisión de la memoria emocional . Los autores logran que el lector acompañe sus pasos, desde la sorpresa hasta la aceptación, pasando por la incertidumbre y la esperanza . La fe y la paciencia , palabras que dan título a uno de los capítulos más hondos, aparecen no como virtudes teóricas, sino como un aprendizaje diario, casi físico, de dos padres que deciden amar sin condiciones. Hay escenas que resumen todo el espíritu del libro. En una de ellas, durante la cesárea, suena 'A Sky Full of Stars' de Coldplay mientras el bebé llega al mundo. La mezcla entre lo banal y lo sagrado, entre el quirófano y la música de fondo, convierte ese instante en una epifanía moderna. Pep es bautizado allí mismo, con agua embotellada comprada en una máquina. No hay sentimentalismo: solo la verdad desnuda de una vida que empieza sabiendo que será corta . El paso por la UCI neonatal ocupa buena parte del relato. Allí, Carreras y Guerrero aprenden la gramática de la espera: el lenguaje técnico de los médicos, las rutinas de las enfermeras, los silencios compartidos con otras familias. El hospital se convierte en una pequeña comunidad donde el dolor no distingue culturas ni creencias. «El dolor nos iguala a todos», escriben. Y en medio de esa fragilidad, descubren también una red invisible de ternura : la que se teje con gestos mínimos, con pañuelos que conservan el olor de la madre o con mensajes de ánimo entre padres que no se conocen. La escritura alterna las voces de ambos autores , a veces en plural, a veces en singular, como si las líneas del duelo se cruzaran en un mismo punto de amor. Esa estructura dual permite una lectura más íntima, donde el testimonio se vuelve diálogo y el recuerdo, reconciliación. Hay dolor , sí, pero también hay humor, cansancio, fe , y una sabiduría que solo da el amor puesto a prueba. 'Una estrella fugaz, un amor de verano' es un libro sobre el valor de lo pequeño. Sobre cómo el tiempo no se mide en días, sino en intensidad. Sobre cómo se puede vivir una plenitud sin que la vida sea larga. Los autores logran hablar de la pérdida sin amargura, y de la fe sin dogmatismo. En su relato, la espiritualidad no está en las palabras religiosas, sino en el gesto de sostener la mano de un hijo conectado a una máquina y ver en ello un acto de belleza. Cuando el libro llega a su tramo final —la despedida, el regreso a una casa vacía, la necesidad de seguir viviendo—, el tono se vuelve más contemplativo. No hay cierre, porque no lo hay en el amor verdadero. Lo que queda es una luz. «Escribir este libro juntos ha sido una forma de volver a encontrarnos», dicen en las últimas páginas. Y es ahí donde el lector comprende el sentido profundo del título: las estrellas fugaces se van, pero dejan un rastro que sigue iluminando el cielo mucho después de haber desaparecido. Ficha 'Una estrella fugaz, un amor de verano. Una historia real sobre lo grande que puede ser una vida tan pequeña' Ignasi Guerrero Torrelles; Ágata Carreras Ugarte EUNSA, 2025 Disponible en EUNSA