Santa Matilda nació en el siglo XIII en Sajonia (Alemania). Desde joven ingresó en la vida monástica en el monasterio benedictino-cisterciense de Rodersdorf, y más tarde se trasladó al monasterio de Helfta. Allí desempeñó tareas de coro y enseñanza, pero su principal legado fueron las visiones místicas que recibió —y que se recogen en el llamado “Libro de las Gracias Especiales”.Matilda vivió una vida marcada por la sencillez, la amabilidad y la dedicación al servicio comunitario. Su humildad no le impidió experimentar íntimamente a Dios: en sus visiones se le hacía presente el amor divino, la misericordia y la llamada a la conversión permanente. Fue guía para sus hermanas monjas, no solo en la regla ni en la liturgia, sino en la apertura del corazón al misterio de Dios.Su testimonio nos invita hoy a reconsiderar que la santidad no está sólo en los grandes gestos públicos, sino también en la vida cotidiana de oración, servicio silencioso y apertura a lo trascendente. La memoria de Santa Matilda anima a ofrecer la vida al Señor con fidelidad, humildad y gratuidad.Otros santos y beatos conmemorados el 19 de noviembreSan Abdías, profeta: figura del Antiguo Testamento, anunciado en algunas tradiciones como autor de parte del libro que lleva su nombre; ejemplo de obediencia profética.San­Raphael Kalinowski, O.C.D.: religioso carmelita polaco del siglo XIX, que soportó persecución, fundó comunidades y vivió un intenso sentido misionero y de vida interior.Beatos y mártires del Japón: un número de cristianos que en tiempos de persecución entregaron su vida por el Evangelio en tierras asiáticas.