Todo el mundo conoce a Sam Altman como la cara visible de la inteligencia artificial, pero tras los focos hay una figura igual de crucial gestionando la realidad económica de la empresa. OpenAI ha estructurado su liderazgo en dos cabezas y, mientras Altman se centra en la investigación pura, Fidji Simo ha asumido el rol de CEO de Aplicaciones. Su trabajo es el menos agradecido pero el más necesario: transformar la tecnología en dinero contante y sonante.Según relatan en un extenso perfil publicado por Wired, Simo tiene el encargo de convertir ChatGPT en un producto indispensable. La directiva, veterana de Meta e Instacart, busca que la IA deje de ser una curiosidad técnica para integrarse en la vida diaria como lo hizo el teléfono móvil. La estrategia es clara: monetizar la base de usuarios mediante suscripciones y publicidad, asegurando que la empresa no viva eternamente del capital riesgo.De la investigación a la caja registradoraEl fichaje de Simo responde a una necesidad urgente de profesionalizar la estructura comercial. Aunque sabemos que ChatGPT genera ingresos masivos en comparación con sus rivales, mantener esa tracción es complicado. Existen indicios de que la burbuja de la IA podría estar perdiendo aire en cuanto al interés del gran público, y su misión es revertir esa tendencia creando casos de uso que justifiquen pagar una cuota mensual o tolerar anuncios.Para lograrlo, la directiva planea introducir publicidad en el nivel gratuito y potenciar las funciones para empresas, siguiendo la estela de movimientos previos como cuando se lanzó la GPT Store. La idea es explotar comercialmente los datos y la atención de los usuarios, una táctica que Simo perfeccionó en Facebook. Esto supone un giro radical para una organización que nació sin ánimo de lucro y que ahora debe responder ante las exigencias del mercado.El contexto competitivo no da tregua y añade presión a su gestión. El propio Altman ha llegado a confesar internamente que Google les ha adelantado en ciertos aspectos, lo que obliga a Simo a moverse rápido. No se trata solo de tener el modelo más listo, sino el producto más rentable. Su desafío es empaquetar esa tecnología puntera en soluciones que las empresas quieran comprar antes de que se vayan a la competencia.La llegada de Simo marca el inicio de la madurez corporativa de OpenAI. El reto es mayúsculo: debe equilibrar la voracidad recaudatoria necesaria para sostener los costes de computación con la confianza de los usuarios y los valores fundacionales de la compañía. Si lo consigue, habrá demostrado que la inteligencia artificial es un negocio real y no solo una promesa tecnológica carísima.El artículo La 'otra CEO' de OpenAI: esta es la persona que tiene la misión más difícil de todas, hacer rentable el gigante de la IA fue publicado originalmente en Andro4all.