Antes de abandonar el césped, un hombre enmascarado se acercó al banquillo. Cuchicheó durante unos segundos con Flik y volvió al partido. Pero apenas duró dos minutos. Y ya de vuelta al vestuario, con un cómodo 3-0 en el marcador sobre un gris Athletic, Eric Garcia desfiló orgulloso al encuentro con el técnico alemán, sintiéndose el más feliz de un eufórico y rejuvenecido Camp Nou. Seguir leyendo....