Las hermanas de Manuel García Caparrós, el joven malagueño de 18 años asesinado el 4 de diciembre de 1977 durante una movilización por la autonomía andaluza, han recibido este martes en el Congreso la documentación de la Comisión de Encuesta que investigó los hechos en 1978. Tras acceder a los documentos, han anunciado que buscarán asesoramiento legal para determinar qué información pueden divulgar, especialmente si en ella se identifica al responsable del disparo que acabó con la vida de su hermano.Purificación, Francisca y Dolores García Caparrós han sido recibidas a su llegada al Congreso por el vicepresidente primero, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, y la vicepresidenta tercera, Ester Gil de Reboleño. Posteriormente, han pasado por el archivo de la Cámara, donde se les ha entregado la documentación, y han mantenido un encuentro con la presidenta del Congreso, Francina Armengol.Antes de acceder a los documentos, han admitido sentir “nervios” ante la incertidumbre de lo que se iban a encontrar. Sin embargo, no han podido leer los más de 2.000 folios ni escuchar las grabaciones en ese momento, ya que todo el material ha mantenido el carácter secreto.Conscientes de que la difusión de esta información podría acarrear consecuencias penales, han subrayado que van a consultar con un abogado criminalista para estudiar el contenido “letra por letra” y decidir hasta dónde pueden hacer públicos los datos. Han explicado que su prioridad ha sido conocer la verdad sobre lo ocurrido y, sobre todo, identificar al asesino de su hermano y a quienes dieron la orden de intervenir a la Policía aquel día.Las hermanas han recordado que, en un primer momento, las autoridades habían informado de que la muerte de Manuel García Caparrós había sido un accidente de tráfico, una versión que ha sido desmentida por quienes presenciaron los hechos en Málaga. “Al principio nos dijeron que fue un accidente, pero la gente que estaba en la calle sabía lo que había pasado”, han señalado.La información no se puede difundirRespecto a la difusión de la información, una de ellas ha afirmado que no pretende conservarla sin compartirla: “El pendrive yo no lo voy a poner en un cuadro; en cuanto sepa lo que hay, lo voy a sacar. Claro que se va a decir, lo siento, pero se va a decir. No lo voy a guardar 50 años, lo tengo clarísimo”. También han precisado que no tienen intención de revelar datos sensibles de testigos, sino únicamente identificar a los responsables del asesinato.La entrega de la documentación ha representado, según las hermanas, un cierre parcial de una herida abierta desde hace décadas. “Es un capítulo de nuestra vida que estamos cerrando, pero todavía nos queda camino que recorrer y emocionarnos mucho”, han afirmado tras recibir los documentos que durante años habían esperado para poder esclarecer la muerte de su hermano.