China está construyendo la superred eléctrica más ambiciosa del planeta, una malla de ultra alta tensión que traslada energía solar y eólica desde regiones remotas hasta megaciudades hambrientas de electricidad. Con emisiones en descenso, récords renovables y miles de kilómetros de líneas nuevas, el gigante asiático redefine cómo debe ser una transición energética real.