La imagen de Pascual, Lucila, Antonio y Miguel sentados en la terraza de un bar no tiene, en realidad, nada de particular. Son solo cuatro personas de alrededor de 70 años que remueven el café en sus tazas, se ponen al día, hablan de libros, preguntan por conocidos. Pero los cuatro tienen claro que, hace cinco décadas, esa escena habría sido imposible. En primer lugar, porque los miembros del Partido Comunista de España Marxista-Leninista o el FRAP sabían que no les convenía dejarse ver. Pero, sobre todo, porque en 1975, ni siquiera ya muerto el dictador Francisco Franco, a nadie en su sano juicio se le habría ocurrido quedar a escasos cien metros de la Jefatura Superior de Policía de València. Ahora, con el edificio en obras, se preguntan si solo es una reforma de la fachada o si es "de una vez por todas, también de dentro". Una reforma que creen que sigue pendiente desde el 75.Seguir leyendo....