Abraham Zambrana: el zapatero muestra sus 'prodigios' artesanales en la Escuela de Arte de Jerez

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Empeine, tintado, puntera, corte, encerado, hebilla… son algunas de las palabras que ‘presiden’ la exposición sobre Abraham Zambrana y sus zapatos artesanales que ha organizado la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Jerez. Esas palabras, que todos en algún momento hemos oído e incluso utilizado, están ‘grabadas’ en las paredes de la sala de exposiciones de la Escuela, pero también en las manos y en el cerebro de este profesional que ha sabido abrirse camino y hacer de su pasión su medio de vida.La exposición lleva por título 'Abraham Zambrana: el legado vivo del calzado artesanal'. En la Escuela, se ve, van al grano. El propio zapatero ha seleccionado quince de sus pares (14 zapatos y unas botas, casi todo, salvo dos pares, procedente de las colecciones de sus propios clientes) en una exposición que va más allá de ser un simple muestrario, ya que reúne también distinta maquinaria clásica que Zambrana utiliza todavía para determinados procesos de fabricación. Incluso hay cueros, telas, hormas de clientes reales… materiales todos ellos que están presentes en sus zapatos exclusivos. También se emite continuamente una vídeo-entrevista en la que se cuentan determinados aspectos del proceso de fabricación de sus zapatos y de su trayectoria, para quienes estén interesados en conocer hasta el último detalle.El zapatero, con algunas de las máquinas que utiliza y que también están en la exposición.  MANU GARCÍAEl zapatero de La Barca ha cumplido 40 años y está en un excelente momento profesional, como lo demuestra la propia exposición o el hecho de que la semana que viene tenga stand propio en el Salón Internacional del Caballo (Sicab) de Sevilla. “Hace mucho que tengo buena relación con la Escuela, he tenido alumnos, vienen a ver la tienda… el departamento de Extensión Cultura me propuso hacer la exposición, hicimos un pequeño proyecto… y aquí estamos”, dice Zambrana.La exposición es, sin duda, la excusa perfecta para recordar algunas cosas de su vida profesional. “Yo comencé a interesarme por la guarnicionería a los quince años. Por entonces hacía carteras en plan hippie (ríe), y poco después conocí a Manolo Vergel, guarnicionero de la Yeguada (Cortijo de Vicos) y que también tenía un taller en La Barca. Luego me formé durante cuatro años en la Real Escuela como guarnicionero y no fue hasta un viaje por el sur de Francia cuando me interesé realmente por la zapatería artesanal. Allí conocí a Didier Duluc, que fue mi maestro, y me quedé a aprender el oficio”, relata Zambrana, que habla también de su colaboración con el empresario Lucas Balboa y ya de cuando se puso por su cuenta en su pueblo.Esta tela fue primero para un sari indio y acabó en un zapato 'made in Jerez'.   MANU GARCÍAMientras, paseamos por la sala de exposiciones y nos detenemos a conocer detalles de algunos zapatos, más allá de las referencias que da la organización, todo muy bien y muy cuidado, por cierto. Por ejemplo, habla de unos que hizo a partir de unas telas (realmente eran saris) que trajo de un viaje a la India Manolo Romero –ya saben, doctor en Historia del Arte, muy conocido por ser concursante de programas de televisión y amigo personal del zapatero–.Nos paramos también delante de un par impresionante, con la suela dibujada de manera que hace un todo con la parte ‘visible’ del zapato, es decir, mucho más allá de la característica suela roja de Louboutin. “Mira estos abotonados –dice– este modelo es uno de los que más me copian”, afirma con una sonrisa que se agría un poco por momentos. “¿Pero… se copia mucho en este sector?”, le preguntamos, con cierta sorpresa. “Uff, sí, no sabes”, dice, con pocas ganas de seguir con el tema.Una suela impresionante, casi cubista, para un zapato 'redondo'. MANU GARCÍATambién charlamos con Zambrana del negocio, de la tienda-taller que tiene en las inmediaciones de la calle Larga. “Me vine a Jerez un poco por casualidad. Iba a cambiar de local en La Barca, vi donde estamos ahora, me gustó, tenía sitio para la idea que tenía de tienda-taller, y me animé…”. “¿Haces un par al día?”, le preguntamos, y nos dice que hay días en que no llega, aunque suele trabajar con varios encargos a la vez y que es habitual que haya zapatos con los que puede estar cuatro o cinco días. ¿Sus clientes? Pues piensa que ahora mismo pueden ser mitad y mitad, mitad españoles, mitad extranjeros, y ofrece una curiosidad: “Últimamente ha crecido mucho un cliente relacionado con las bodas. Sí… se juntan varios amigos y le regalan los zapatos al novio. Es algo que ha dejado de ser una anécdota y se ha convertido en un cliente relativamente habitual. Suele ser español, claro”.Si hablamos de precios, hay que distinguir entre dos gamas, digamos, según el proceso de elaboración: los que son 100% artesanales, que los hay a partir de 850 euros (aunque algunos modelos pueden superar los 3.000 euros) y, otros, a partir de 350 euros, que no se cosen a mano.¿Y qué pasa con el calzado femenino? Pues, aunque Zambrana es el primero en recordar que supone el 70 del mercado, él va a seguir al margen del mismo. A veces se pliega a las peticiones de algunas amistades femeninas, claro, pero poco más, mejor no insistir…La exposición sobre Abraham Zambrana se puede visitar hasta el 27 de enero en la Escuela de Artes y Superior de Diseño de Jerez.