Una osa con dos crías se apropió del producto de todo un día de trabajo de un pescador en el río Kayuk, en Kamchatka, Rusia. El hombre contó que los animales se le acercaron sigilosamente por detrás y que, pese a sus gritos para ahuyentarlos, tuvo que retirarse a una distancia segura. Desde su automóvil grabó cómo los osos, indiferentes al ruido, terminaron de comerse el botín antes de marcharse con total calma.