De verdad que en Jerez no queda más remedio que hablar de las Zambombas

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No saben lo que me gustaría hablarles de otras cosas, no sé, de Franco, que podría ser protagonista 50 años después de su óbito de una serie que llevara por nombre 'Este muerto está muy vivo', así, como si fuera aquella canción de Peret, la de "estaba tomando cañas", todo debido a PSOE Productions y sus estrategias de marketing. O también me gustaría hablarles de lo del antiguo fiscal general del Estado y de la sentencia por 5-2 del Tribunal Supremo, exactamente el mismo resultado del último derby, con el Atlético dándole la vuelta a su propia historia, ahora convertido a los números del 'bloque conservador'... incluso me gustaría comentar lo de la Diputación de Almería y cómo hay políticos que se creen inmunes (aunque para el trinque no se conoce vacuna) tras llevar cosa de veinte años en el machito...[articles:346403]Pues sí... si por este cronista fuera tiraría por estos interesantísimos temas. Los fieles lectores, las leales lectoras (y viceversa) habrán comprendido ya que es cuestión de unas pocas palabras que llegue el 'pero'. Y ya está aquí: pero no es posible. Marca ACME, desde su nacimiento, tiene un compromiso ineludible, léanlo de nuevo, ineludible, con la actualidad jerezana. ¿Y cuál es la actualidad jerezana llegado el tramo final de noviembre, como diría un flamenco, el mes de los difuntos, este año además el de los difuntos notables? Pues las Zambombas. No hay otra. No hay tutía (así, bien escrito). En el momento de escribir estas líneas, la ciudad se dispone a afrontar ni más ni menos que el primer fin de semana de todo un mes de festejos viernes, sábados, fiestas de guardar y sus vísperas.[articles:346393]Este año se celebra además el décimo aniversario desde que las Zambombas fueron declaradas BIC, que oficialmente significa Bien de Interés Cultural, aunque con la deriva que la fiesta ha ido adoptando en los últimos años estas siglas encajan a la perfección con la otra realidad, la que viven los sufridos vecinos: Botellón Intensivo en el Centro. Ya saben que el Ayuntamiento de Jerez entiende –su gobierno municipal para ser más exactos, aunque este cronista entiende que de mandar el PSOE la cosa sería más o menos similar: con ellos empezó todo– que son unos días, que no se le puede poner puertas al campo y que, las Zambombas, al fin y al cabo, aportan una vida que el centro de Jerez, tras su despoblamiento hace décadas, tradicionalmente solo ha tenido en Semana Santa. Que las Zambombas, en definitiva, son un polo de atracción turística de primer orden, que llenan hoteles y bares (solo los del centro, por aquí también comienza a haber quejas, digamos, periféricas, acerca de la concentración 'oficial' de la fiesta) y que contribuyen sobremanera a la industria turística, que ya saben que el PP andaluz hace tiempo que utiliza el término 'industria' para referirse a este antiguo sector, algo que resulta especialmente molesto a los sindicatos, todo hay que decirlo.(Información para gente de fuera). De dos años a esta parte, tras el desenfreno postpandemia, hay una indignación creciente entre los vecinos del centro con el Ayuntamiento, que ven el sitio donde procuran vivir convertido en "un parque temático" (frase que, es verdad, de machacarla, empieza a sonar a tópico, pero hay que recogerla porque ahora ya es de los propios vecinos, por eso va entrecomillada) en el que se hace ruido, se mea y se vomita por las calles desde media tarde hasta las tantas con una permisividad pasmosa. En realidad, las zambombas se han convertido en algo muuu punki. Como se ha acuñado ya hace tiempo, una especie de San Fermín cada finde navideño.Claro, que este año al menos los habitantes del centro (entre los que ya saben que se encuentra este cronista) van a tener por lo menos dos pequeños consuelos: el teniente de alcaldesa Agustín Muñoz, que a la sazón también es vecino y el responsable de todo lo que acontece en el casco histórico, ha ofrecido su teléfono a todos los habitantes de la zona para que le hagan llegar a cualquier hora del día –como lo oyen... incluida la noche– sus quejas. No sabemos qué ocurrirá en los próximos días con esta especie de teléfono de la esperanza, si habrá uso o no, responsabilidad o, directamente, choteo, que estos ofrecimientos tienen estas cosas. Ah, se me olvidaba, este año también está Zambombín, el nuevo superhéroe de la fiesta, siempre dispuesto, eso sí, a arrancar una sonrisa...