WWF ha advertido de que, pese a las lluvias registradas en 2025, la evolución del acuífero de Doñana mantiene un comportamiento considerado desfavorable. La organización sostiene que la superficie inundada en las lagunas peridunares tampoco muestra signos de recuperación. Ante esta situación, ha instado a acelerar la aprobación e implementación de los planes de extracciones de Almonte y Marismas, en coordinación con el de la Rocina.Según trasladó la entidad en un mensaje remitido a los medios, su portavoz en Doñana, Juanjo Carmona, interpretó que el último informe sobre el estado del acuífero confirma un escenario muy comprometido. A su juicio, el carácter húmedo del año no ha impedido que diez de los 16 sectores analizados se sitúen por debajo de la pluviometría registrada, lo que evidencia que las precipitaciones no se están traduciendo en una mejora sustancial.WWF considera que esta falta de respuesta del sistema hídrico revela la insuficiencia de las medidas aplicadas. La organización sostiene que las actuaciones actuales no alcanzan el nivel de eficacia que sería necesario para revertir la tendencia, y entiende que ni siquiera un año con lluvias abundantes permite estabilizar el estado del acuífero.Por ello, la entidad conservacionista ha pedido a las administraciones que refuercen sus intervenciones y actúen con mayor rapidez. Mantiene que, sin una intensificación de estas políticas, el deterioro continuará y el acuífero seguirá sin mostrar signos de recuperación.La organización ya había expuesto esta preocupación en un informe difundido en 2024, donde analizaba el grado de sobreexplotación del acuífero a partir de datos oficiales. En aquel documento concluía que la extracción de agua subterránea supera de manera insostenible la recarga natural, alcanzando un índice de explotación estimado del 109%.El informeEl informe también señalaba que la metodología aplicada por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir contribuye a subestimar la presión real sobre las masas de agua. La decisión de fragmentar el acuífero en seis unidades independientes, en lugar de considerarlo un sistema único, habría influido en la evaluación de los recursos disponibles y en la definición de límites de extracción.WWF estimaba entonces que se bombeaban al menos 106 hectómetros cúbicos anuales frente a una recarga media de 97, lo que estaría provocando descensos en el nivel freático y reduciendo la aportación a los arroyos que alimentan la marisma. La organización atribuía además decisiones equivocadas a una información incompleta, como el cierre de pozos en Matalascañas para abrir otros más alejados en la misma masa de agua, en vez de conectar el suministro a la planta potabilizadora de Mazagón, medida que, según la ONG, aliviaría la presión sobre el acuífero y cumpliría los compromisos adquiridos con la Comisión Europea y la Unesco.