La galaxia M61 escondía un secreto colosal a simple vista. Y ahora una corriente estelar del tamaño de la Vía Láctea emerge gracias a la sensibilidad extrema del telescopio Rubin

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Los astrónomos revisaban una imagen de prueba del Observatorio Vera Rubin cuando algo imposible apareció en pantalla: una corriente estelar tan fina como descomunal, de 163.000 años luz, oculta junto a la galaxia M61. Una estructura tan vasta como la propia Vía Láctea que había pasado inadvertida durante décadas.