La dictadura militar de Augusto Pinochet en Chile fue especialmente sanguinaria. Los muertos directos por la represión política se miden en miles, los torturados en decenas de miles y los exiliados en centenares de miles, según dictaminó la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación. En 2010, la entonces presidenta Michelle Bachelet inauguró en Santiago de Chile el Museo Nacional de la Memoria y los Derechos Humanos, un espacio destinado a dar visibilidad a las violaciones a los derechos humanos cometidas por el Estado de Chile entre 1973 y 1990, a dignificar a las víctimas y a sus familias y a estimular la reflexión y el debate sobre la importancia del respeto y la tolerancia para que estos hechos nunca más se repitan. Seguir leyendo....