Ernest Urtasun «no quiere verla». No 'la sangre de Ignacio sobre la arena' que escribió Federico García Lorca en la considerada como una de las mejores elegías de la literatura, sino la propia figura del torero, escritor y mecenas sevillano Ignacio Sánchez Mejías , personaje clave de la cultura española en el primer tercio del siglo XX. El ministro ha vetado al diestro en la Comisión Nacional para la conmemoración del Centenario de la Generación del 27, obviando su mediación en la formación del propio grupo, formado por poetas como Pedro Salinas , Jorge Guillén , Gerardo Diego , Dámaso Alonso , Vicente Aleixandre , Federico García Lorca , Luis Cernuda o Rafael Alberti . La campaña contra la tauromaquia del dirigente de Sumar va in crescendo pese a algunos intentos fallidos, como la abstención del PSOE en la tramitación de la iniciativa legislativa popular (ILP) que pretendía derogar la ley que blindó en 2013 la Fiesta como bien cultural. La cancelación de Sánchez Mejías por el mero hecho de su dedicación a los toros ignora su intervención en el acto fundacional de la Generación, con la reunión de los jóvenes literatos en el Ateneo de Sevilla en el homenaje por el tercer centenario de la muerte de Luis de Góngora. Aquella «excursión» al sur que escribiría Guillén en el poema 'Unos amigos' para resumir lo vivido el 16 y 17 de diciembre de 1927, fue promovida por Sánchez Mejías, mecenas y anfitrión en su finca de Pino Montano , una casa a las afueras de la ciudad y separada por ella por el Tamarguillo. Allí fue donde tuvo lugar la famosa fiesta de disfraces vestidos de moros y la velada flamenca. A partir de entonces, ese espacio se convirtió en el refugio de muchos de estos poetas que visitaron con frecuencia la casa sevillana de su amigo, su mujer, Lola Gómez Ortega , hermana de Joselito el Gallo ; y sus hijos, José Ignacio y María Teresa. En esas mismas habitaciones en las que Lorca conoció a Manuel Torres y se celebró una sesión de hipnosis ideada por el poeta y ganadero Fernando Villalón , nos recibe Dolores Sánchez Mejías, nieta del torero. Sus descendientes están, cuanto menos, extrañados por la postura del Gobierno de Sánchez y, aunque insisten en que no buscan enfrentar, sino conciliar, denuncian el trato dado a este personaje. « Había en mi abuelo una necesidad de ayudar , de aglutinarlos, de hacerlos grupo, sabía que eran muy buenos. Y además mi abuelo vio que era una oportunidad para sus hijos rodearse de ese ambiente», declara la hija de José Ignacio Sánchez Mejías, quien acabó dedicándose a los toros (primero vestido de luces después como apoderado) pese a los esfuerzos de su padre por alejarle de este mundo. Dolores Sánchez Mejías no conoció a su abuelo, además de figura de la tauromaquia, autor teatral, aviador, automovilista, presidente de la Cruz Roja y del Real Betis Balompié. Todo lo que sabe de aquella época se lo contó su abuela, a la que los jóvenes poetas llamaban Mami, y que también «se divertía» con la presencia de esta pandilla. «Se vivía en un ambiente muy bueno, era todo muy simpático, también para ella pese a lo que estaba viviendo» (el romance de su esposo con la bailarina, coreógrafa, canzonetista y bailaora de flamenco Argentinita ). Para Dolores, la decisión del gabinete de Urtasun responde simplemente a su oposición a los toros, sin ni siquiera entrar en cuestiones de un carácter ideológico aún más fuerte. Cuando este verano el ministro anunció la creación de este comité, destacó a los autores de la Generación del 27 por «su fuerza creadora, su conexión con los más importantes movimientos internacionales, como las vanguardias, sus relaciones e influencias recíprocas con otras artes», pero también introdujo un sesgo político reseñando su «compromiso con la República» . Una polarización que hace casi un siglo no existía. «Mi abuela les cuidaba mucho, pero ellos a veces le hacían perrerías. Era muy monárquica y muy católica. Y un día se levantó y vio todos los radiadores pintados con la bandera republicana», recuerda. «Convertido en un auténtico mito y en una referencia esencial en la estética del 27, sólo el sectarismo totalitario de nuestro ministro puede pretender que se prescinda de su importante figura en el centenario de aquella pléyade de poetas que dieron a las letras hispánicas una nota de modernidad de la que todavía hoy vive la lírica de nuestro país», sentencia Rogelio Reyes , catedrático emérito de Literatura Española de la Universidad de Sevilla y miembro de número de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. Un punto en el que coincide cualquiera que conozca mínimamente la contribución del diestro al desarrollo de aquellos actos fundacionales con su promoción y aportación económica, sino como propia inspiración de los jóvenes literatos. «Fue una figura angular en la trayectoria lírica de los poetas del 27. Conocido por éstos a través de José María de Cossío , el autor de la magna obra sobre los toros, los poetas vieron en Ignacio la viva encarnación de los valores de la tauromaquia: su condición heroica , su reto con la muerte en cada corrida, su despejada inteligencia para afrontar el albur de una vida siempre al filo del riesgo ante las astas de un toro. Su fuerte personalidad los reafirmó a todos en la pasión por la fiesta, elevada -después de las reticencias de los autores del 98- a una auténtica condición artística», continúa el catedrático. Otro profesor emérito y académico, el poeta y ensayista sevillano Jacobo Cortines resalta igualmente la tauromaquia como tema entre los intelectuales de la época. «Él fue quien le presentó al grupo a otro poeta, entonces casi anónimo: Fernando Villalón, el mejor poeta novel de toda Andalucía, según la conocida fórmula de presentación. Y todos se hicieron amigos y hablaron mucho en el Ateneo y en Pino Montano de toros y literatura. Nunca hasta entonces se había dado una fraternidad semejante entre esos dos mundos: un torero que era a su vez dramaturgo, un ganadero que era poeta, unos poetas que más que aficionados eran toreros vocacionales. En este excepcional ambiente tenía necesariamente que florecer una literatura taurina como expresión de una nueva sensibilidad ante el fenómeno de los toros, como novedosas vivencias en el panorama de la vida española», resalta, al tiempo que recuerda que el diestro pronunció una conferencia sobre toros en la Universidad de Columbia de Nueva York en 1929 . Finalmente, una vez muerto Ignacio tras la cogida de Manzanares en 1934 , «su figura alcanzó entre sus amigos los poetas verdaderos acentos míticos», reflexiona Rogelio Reyes. 'Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace, un andaluz tan claro, tan rico de aventura' , remata Lorca la elegía más importante de la literatura en español desde las 'Coplas por la muerte de su padre' de Jorge Manrique. La influencia que Sánchez Mejías tuvo como transmisor de los toros o el flamenco entre el grupo de literatos, fue «radical» en el caso García Lorca, como recuerda en su libro 'La sangre derramada. Ecos de la tauromaquia de Sánchez Mejías en García Lorca' (Athenaica), el doctor en Literatura Española y profesor en la Universidad de Granada José Javier León. Para el experto, fue fundamental para el «despertar taúrico» del granadino y la visión del flamenco que sintetiza en su conferencia 'Juego y teoría del duende' . En el caso del arte jondo, destaca la nieta en varias ocasiones durante la conversación, también fue capital el espectáculo de música y baile escrito y producido por él junto a la Argentinita, 'Las calles de Cádiz'. Ignacio Sánchez Mejías escribió, además, cuatro originales piezas teatrales: 'Sin razón' –donde puso sobre la mesa las tesis freudinas sobre los sueños–; 'Zaya' y 'Ni más ni menos' , además de la inédita hasta bien entrado los 80 'Soledad, comedia en más de un acto'. «Quizá desde el punto de vista sólo literario, no, pero su figura es fundamental en la Edad de Plata. Fue el pegamento que permitió que todo se uniera. También Pepín Bello , pero Sánchez Mejías tenía además esa personalidad tan especial y la capacidad económica», recuerda Antonio Fernández Torres , de Estudio Puerta de Tannhauser, director de la exposición que se organizó en 2009 en el Alcázar de Sevilla para conmemorar el 75 aniversario de su muerte y que contó también con la participación del biógrafo de Sánchez Mejías, Andrés Amorós. Juntos escribieron un libro con el mismo título de la muestra: 'Ignacio Sánchez Mejías, el hombre de la Edad de Plata'. «Sus dispares aristas hacen muy grande e interesante al personaje. A través de Ignacio se entienden muchas cosas de la época. Políticamente, él se cuidó mucho de no posicionarse. Después, el franquismo tampoco lo consideró de los suyos », continúa el historiador. Fernández Torres cree que esta persucución a los toros ya se vivió de forma más intensa hace tres lustros. «Nos penalizaba haber hecho un proyecto sobre el terreno, fue una rémora para hacer cosas», denuncia. Con todo, van más allá los expertos en letras: «Dejar fuera de la Conmemoración del 27 a Ignacio Sánchez Mejías es, aparte de una muestra de incultura, una lamentable injusticia », remata Cortines.