¿Te acuerdas de cuando encendías el WiFi y pensabas «algún día esto mismo pasará con la electricidad»? Yo me pasé años fantaseando con esa idea. Imagínate llegar a casa y que tu móvil, portátil y tablet empezaran a cargarse automáticamente, como si hubiera energía flotando en el aire. Pues bien, resulta que algunos visionarios no solo lo imaginaron, sino que se pusieron manos a la obra para hacerlo realidad.La carga inalámbrica por ultrasonidos prometía ser esa tecnología revolucionaria que convertiría la electricidad en algo tan ubicuo como las ondas de radio. En mi opinión, pocas ideas han captado tanto la imaginación colectiva como esta: la posibilidad de transmitir energía a través del aire usando ondas ultrasónicas.La historia de uBeam: el sueño que cautivó a Silicon ValleyTodo empezó con una joven de 25 años llamada Meredith Perry, que fundó uBeam en Silicon Valley con una idea aparentemente simple pero revolucionaria. Su propuesta era convertir electricidad en ultrasonidos, transmitirlos por el aire y luego reconvertirlos en electricidad en el dispositivo receptor. Como si fuera magia, pero respaldada por física real.La tecnología sonaba increíble sobre el papel: un transmisor ultrasónico de apenas 5 milímetros de grosor que podría emitir ondas inaudibles para el ser humano en un radio de hasta 4,5 metros. Los dispositivos necesitarían una carcasa especial o un receptor integrado para capturar estos ultrasonidos y transformarlos de vuelta en energía eléctrica.Lo más fascinante era la promesa de que funcionaría como el WiFi: entrar en una habitación y automáticamente tus dispositivos empezarían a cargarse. uBeam llegó a conseguir financiación de grandes inversores y alianzas con empresas como Samsung, Apple, Starbucks y Virgin. Todo parecía indicar que estábamos ante el futuro del almacenamiento energético.¿Pero dónde está mi cargador ultrasónico?Aquí viene la parte que me resulta más interesante de toda esta historia. Han pasado más de diez años desde que uBeam saltó a la fama, y yo sigo enchufando mi móvil todas las noches. ¿Qué pasó con esa revolución que nos prometieron?La realidad es que la carga por ultrasonidos se topó con las implacables leyes de la física. Aunque uBeam mostró demostraciones públicas donde aparentemente cargaban un smartphone a distancia, nunca proporcionaron datos concretos sobre eficiencia, limitaciones o especificaciones técnicas reales.Los ultrasonidos tienen limitaciones inherentes que hacen que esta tecnología sea mucho más complicada de lo que inicialmente parecía. No pueden atravesar paredes, su alcance es limitado, y la eficiencia energética está muy por debajo de los métodos tradicionales de carga.Las limitaciones que la física no perdonaCuando profundizas en cómo funcionan realmente los ultrasonidos, empiezas a entender por qué esta tecnología ha tardado tanto en materializarse. Los ultrasonidos son ondas mecánicas que se propagan a través del aire, pero tienen varias limitaciones fundamentales.Primero, la atenuación atmosférica: el aire absorbe las ondas ultrasónicas, especialmente a frecuencias altas. Esto significa que cuanto más lejos quieras transmitir la energía, menos eficiente se vuelve el sistema. Segundo, los obstáculos: cualquier objeto sólido en el camino puede bloquear o desviar las ondas, lo que requiere una línea de visión casi perfecta entre transmisor y receptor.Tercero, y quizás más importante, está el tema de la densidad de potencia. Para cargar un smartphone moderno necesitas varios vatios de potencia, y transmitir esa cantidad de energía a través de ultrasonidos en el aire es enormemente ineficiente. Yo creo que este fue el escollo que nunca pudieron superar de manera práctica.Los avances reales que sí están ocurriendoAunque la promesa grandiosa de uBeam no se ha materializado como esperábamos, la tecnología ultrasónica para carga inalámbrica no ha desaparecido completamente. De hecho, se está desarrollando en nichos muy específicos donde realmente tiene sentido.Investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de Corea del Sur han desarrollado sistemas de carga por ultrasonidos para dispositivos médicos implantados. En este contexto, donde solo necesitas transmitir pequeñas cantidades de energía a través de unos pocos centímetros de tejido, la tecnología funciona mucho mejor.Estos sistemas utilizan el principio triboeléctrico para convertir las vibraciones ultrasónicas en energía eléctrica. Lo genial es que pueden cargar marcapasos, bombas de insulina y otros implantes sin necesidad de cirugías para cambiar baterías. Aquí la tecnología realmente brilla porque las alternativas son mucho más invasivas.La competencia que ganó la partidaMientras uBeam luchaba con los ultrasonidos, otras tecnologías de carga inalámbrica tomaron la delantera. WiTricity, por ejemplo, apostó por la resonancia magnética y hoy en día sus sistemas ya son estándar en China para la carga de vehículos eléctricos.La carga por inducción electromagnética (el estándar Qi que usas en tu móvil) se convirtió en el ganador práctico para dispositivos de consumo. Aunque requiere contacto cercano, funciona de manera fiable y eficiente. En mi experiencia, a veces la solución menos espectacular pero más práctica es la que triunfa.La diferencia fundamental es que los campos magnéticos de WiTricity pueden atravesar ciertos materiales y mantienen mejor la eficiencia energética a distancias cortas. Los ultrasonidos, por el contrario, se comportan más como la luz: necesitan un camino despejado y pierden intensidad rápidamente.¿Ultrasonidos en aplicaciones específicas?Aquí viene lo interesante: aunque la carga ultrasónica no va a reemplazar tu cargador de móvil pronto, está encontrando su lugar en aplicaciones muy específicas. Los dispositivos subacuáticos, por ejemplo, son un nicho perfecto porque el agua transmite ultrasonidos mucho mejor que el aire.También está emergiendo en aplicaciones médicas donde la transferencia inalámbrica de energía mediante ultrasonidos ofrece ventajas únicas. Es más segura que los campos electromagnéticos intensos en entornos médicos y puede funcionar a través de tejidos corporales.Los investigadores han demostrado que se puede lograr una eficiencia del 60% en distancias de hasta cuatro veces el radio de la bobina transmisora cuando se optimizan las condiciones. Eso está lejos de ser inútil, pero también lejos de revolucionar nuestra vida diaria.Los problemas de seguridad que nadie quiere mencionarUna cosa que siempre me ha llamado la atención es lo poco que se habla de los aspectos de seguridad de transmitir energía por ultrasonidos. Aunque las frecuencias utilizadas están por encima del umbral de audición humana, estamos hablando de ondas mecánicas que portan energía significativa.Los ultrasonidos de alta intensidad ya se usan en medicina para destruir tejidos (como en tratamientos de tumores), así que la dosis hace el veneno. Los desarrolladores aseguran que sus sistemas son seguros porque usan intensidades similares a las ecografías médicas, pero yo creo que falta investigación independiente sobre exposición prolongada.En aplicaciones médicas implantadas, donde el receptor está a solo unos centímetros del transmisor, esto es menos preocupante. Pero para un sistema que llene toda tu casa de ultrasonidos las 24 horas del día, las preguntas de seguridad a largo plazo son legítimas.El futuro real de la carga ultrasónicaDespués de investigar este tema en profundidad, mi conclusión es que la carga inalámbrica por ultrasonidos no va a ser el «WiFi de la energía» que nos prometieron, al menos no en el corto plazo. Las limitaciones físicas son demasiado fundamentales.Pero eso no significa que sea una tecnología muerta. Está encontrando su lugar en aplicaciones nicho donde sus características únicas la hacen superior a las alternativas. Dispositivos médicos implantados, sensores subacuáticos, y aplicaciones industriales específicas son mercados donde realmente puede brillar.Los avances en materiales piezoeléctricos y en procesamiento de señales están mejorando gradualmente la eficiencia y el alcance de estos sistemas. Quizás en una década veamos versiones más refinadas que puedan competir en aplicaciones más amplias.¿Mito o realidad?Para responder a la pregunta del título: la carga inalámbrica por ultrasonidos no es un mito, pero tampoco es la tecnología lista para el mercado masivo que nos vendieron hace una década.Es una tecnología real con aplicaciones reales, pero muy específicas. La física no permite que sea la solución universal que soñábamos. Los ultrasonidos son excelentes para ciertas tareas, pero transmitir energía eficientemente por el aire a dispositivos de consumo no es una de ellas.En mi opinión, el error fue presentarla como una panacea cuando en realidad es una herramienta especializada. Como muchas tecnologías emergentes, necesitaba encontrar su nicho antes de poder expandirse, y ese proceso ha resultado ser mucho más lento y específico de lo que los visionarios iniciales anticiparon.El futuro probablemente nos traiga una combinación de tecnologías de carga inalámbrica: inducción electromagnética para dispositivos de consumo, resonancia magnética para vehículos eléctricos, y ultrasonidos para aplicaciones médicas y subacuáticas. Cada una en su elemento, cada una resolviendo problemas específicos, pero ninguna siendo la solución universal que transforme todo.La noticia Carga inalámbrica por ultrasonidos: ¿mito futurista o tecnología lista? fue publicada originalmente en Wwwhatsnew.com por Natalia Polo.