Uno de los casos más recordados de pánico financiero en Colombia tuvo lugar el 26 de mayo de 1999, en plena crisis económica y bancaria del país, cuando comenzó a circular masivamente un correo electrónico anónimo (algo totalmente novedoso para la época), en el que se aseguraba que el banco Davivienda estaba al borde de la quiebra y que los clientes podían perder sus ahorros.La noticia falsa se propagó con rapidez y generó una ola de retiros masivos de dinero en varias sucursales (estimados en 30.000 millones de pesos, cifra exorbitante en su momento), lo que puso en jaque la liquidez inmediata del banco.Vea más: Así puede ahorrar a 10, 15 o 20 años, para su retiro en la pensión voluntariaEn cuestión de horas, las filas -en el banco más grande que tenía Colombia en ese momento- se extendieron en diferentes ciudades y el temor de un colapso creció, sobre todo porque aún estaba fresco en la memoria de los colombianos el cierre y liquidación de varias entidades financieras en los años anteriores, como el Banco del Pacífico.Para contener la crisis, el Banco de la República tuvo que reaccionar con rapidez, por lo que organizó una operación de emergencia enviando carros de valores cargados con millones de pesos en efectivo a las principales sucursales de Davivienda en todo el país.Banco Davivienda Logo antiguoDaviviendaVea más: Cuánto necesita ganar realmente para vivir ‘sabroso’ en Medellín, Bogotá o CaliEl objetivo era garantizar que los clientes pudieran retirar su dinero sin problemas y así frenar el pánico. La imagen de estos vehículos blindados entrando y saliendo de las oficinas del banco quedó grabada como símbolo de aquel día en que la desinformación casi derrumba a una de las entidades financieras más grandes de Colombia.La situación fue tan crítica que se habló de la posibilidad de un efecto dominó que afectara al sistema financiero en su conjunto. Sin embargo, las autoridades intervinieron de inmediato: la Superintendencia Bancaria y el Banco de la República emitieron comunicados para desmentir el rumor y respaldar la solidez de Davivienda, además de garantizar la liquidez necesaria para cubrir los retiros.Vea más: Cómo no caer en bancarrota, según Esperanza GómezFinalmente, el banco logró superar la crisis gracias al apoyo institucional y a que, poco a poco, los clientes recuperaron la confianza. Este episodio marcó un antes y un después en la historia de Davivienda y del sistema bancario colombiano, pues demostró el poder que podía tener la desinformación, incluso en los primeros años del internet masivo.En medio del caos, se descubrió que detrás del correo electrónico estaba José Omar Olaya, un joven de Buenaventura, ingeniero de sistemas de 24 años, que trabajaba en el sector financiero. Él fue señalado como el autor del mensaje que advertía falsamente sobre la supuesta quiebra de Davivienda.Las autoridades lo rastrearon y lo judicializaron, convirtiéndose en uno de los primeros casos en Colombia donde un delito informático —la propagación de rumores dañinos a través del correo electrónico— tuvo consecuencias legales de gran magnitud. Vea más: Más de 9,3 millones de colombianos viajarán en el mes del Amor y la AmistadHoy se recuerda como un caso emblemático de cómo un simple rumor digital puede poner en riesgo la estabilidad de una entidad financiera y provocar un pánico colectivo, y se cita con frecuencia en estudios sobre la vulnerabilidad del sistema financiero frente a la psicología del miedo y la propagación de información falsa.VALENTINA DELGADILLO ABELLOPeriodista de Portafolio